La Rosa de Oro: Un símbolo que el Papa Francisco también ha concedido a una advocación española

El rector del santuario de Montserrat, Joan Maria Mayol, explica en Fin de Semana de COPE en qué consiste esta distinción pontificia

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Rosa de Oro

Redacción Religión

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Ahora hablamos de la Rosa de Oro. ¿De qué se trata? Es una escultura de un jarrón que dentro lleva esta flor. Está realizada con oro pero su verdadero valor está en lo que simboliza: la devoción a la Virgen y la esperanza en la Resurrección.

España cuenta con dos. Una de ellas se la entregó el Papa Francisco hace dos meses a la Virgen de Montserrat. Fue con motivo de los 800 años de la fundación de su cofradía como ha explicado en Fin de Semana de COPE el rector de su Santuario, Joan Maria Mayol. Tradicionalmente estas rosas las bendecían los Papas con el Santo Crisma el cuarto domingo de cuaresma, el de LETARE, el domingo de la alegría.

El Papa Francisco hizo un discurso de elogio a la piedad religiosa y sobre el sentido de la devoción mariana: “Ante la Madre se despiertan los sentimientos más nobles de la persona”. Habló de María como la que señala a Jesús y como espejo para solucionar conflictos. Por ello, “la Virgen de Montserrat, con el mundo en sus manos, nos invita a vivir la fraternidad universal”. Es una madre “que quiere dar a luz un mundo nuevo”, que “no conoce la actitud de descartar a nadie” y que “sabe escuchar”.

El Santo Padre elogió la labor de difusión mariana que ha hecho la Cofradía de la Virgen de Montserrat durante 800 años. Como muestra de este reconocimiento otorgó a la patrona de Catalunya la Rosa de Oro, una distinción pontificia que distingue en ocasiones especiales a las imágenes de la Virgen.

¿Cuál es el objetivo de la Cofradía?

El objetivo de la Cofradía es extender y facilitar la devoción a la Virgen de Montserrat, con la vinculación al Santuario y la creación de centros que, como auténticos pequeños santuarios, acerquen el amor que Dios manifiesta en su Santa Montaña a todos los fieles. Esto se hace con la oración personal y, sobre todo, con la organización de celebraciones los días que la Iglesia celebra a la Virgen, especialmente las dos fiestas montserratinas del 8 de septiembre y del 27 de abril.

Cada año, el sábado siguiente al 27 de abril, los cofrades son invitados a subir a Montserrat para una celebración en el Santuario, en la que se dará a los nuevos cofrades el recordatorio y la medalla de la Cofradía. Igualmente, el sábado próximo al 8 de septiembre, son invitados a asistir a la celebración en recuerdo y sufragio de los cofrades difuntos.

La Cofradía, pues, tiene un centro principal, en el santuario de Montserrat, y centros delegados, esparcidos por todo el mundo, que participan de la vida y la oración de Montserrat. Para ser cofrade hay que inscribirse en cualquier centro delegado o en Montserrat mismo. Los cofrades no tienen obligaciones determinadas, pero se recomienda una activa vida de oración. Para facilitarlo, el Santuario, la casa común de todos los cofrades, propondrá materiales para la oración personal o en grupo. Se recomienda muy vivamente la participación en los actos que la Cofradía organiza en los centros delegados.

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