San José de Cupertino: el don por el que lo perseguían, la enfermedad que habría marcado su vida y su forzado exilio

Datos que puede que no conozcas sobre el que se considera el patrón de los estudiantes, discapacitados psíquicos, aviadores y astronautas. 

 

 

Redacción Religión

Publicado el

4 min lectura

"Todos me echan, todos me insultan, todos se burlan de mí... ¡Mis propios familiares! ¡Mi madre también! ¿Qué será de mí? ¿Qué hacer? ¡Señor, en tus manos, entrego mi destino! ¡Virgen María, sálvame y ayúdame!"

Con estas palabras de angustia y desesperación, San José de Cupertino, un joven que nació en el seno de una familia pobre italiana, lloraba con 22 años en el Santuario de Santa María de la Grottella, frente a la imagen de la Virgen.

Sin embargo, aquel que era despreciado por su aparente torpeza y poca habilidad intelectual, se convertiría en uno de los santos más venerados de la Iglesia Católica, y conocido, no solo por su santidad, sino por los fenómenos que marcaron su vida, como las levitaciones o el don de bilocación.

Pero hay otros muchos datos que puede que no conozcas sobre el que se considera el patrón de los estudiantes, discapacitados psíquicos, aviadores y astronautas:

 

 

Los animales le seguían

Cuando era niño abandonó pronto el colegio porque padeció una enfermedad que le producía llagas abiertas y dolorosas en el cuerpo. Esto lo obligó a estar en cama durante cinco años. Se sanó después de haber sido ungido con óleo en un santuario mariano cercano.

Desde que era pequeño, San José de Cupertino pasaba mucho tiempo en las cuadras rodeado de burros, gallinas, pájaros y otros animales. Cuando pasaba por un campo y se ponía a rezar, las ovejas se reunían a su alrededor y escuchaban atentas sus oraciones. Las golondrinas volaban en bandadas alrededor de su cabeza y lo acompañaban en su camino.

expulsado de varios conventos

Tenía grandes dificultades académicas y sufrían rechazo por parte de sus superiores. De hecho, algunos expertos creen que pudo ser autista. Le llamaban "el Gaper" porque pasó la mayor parte de su infancia mirando fijamente con la boca abierta, y apenas sabía leer y escribir.

Fue expulsado de varios conventos debido a su aparente ineptitud para las tareas conventuales y su preferencia hacia la oración. Sin embargo, su perseverancia y profunda devoción lo llevaron a ser finalmente admitido en la Orden Franciscana. 

En su examen final para ser sacerdote, le pidieron que explicara el único pasaje que conocía de memoria de la Biblia: “Bendito el vientre que te ha llevado” (Lc 11,27).

Rezar, no cansarse nunca de rezar. Que Dios no es sordo ni el cielo es de bronce. Todo el que le pide recibe"

San José de Cupertino

Patrón de los estudiantes, discapacitados psíquicos, aviadores y astronautas

le prohibieron celebrar misa y aparecer en público

Su capacidad para levitar durante sus éxtasis fue muy documentada, con más de 70 episodios registrados, aunque le habría gustado que permanecieran ocultas.

Le bastaba la lectura de un salmo o la vista de una imagen sagrada para quedar suspendido en el aire unos palmos, o incluso volar. La muchedumbre lo seguía y su fama fue tal que la Inquisición quiso profundizar su caso para comprender si no se estaba abusando de la credulidad popular: tras estar en éxtasis ante sus ojos, los jueces comprendieron que no había ningún truco.

Como estos sucesos tan raros y podían producir movimientos de exagerado fervor entre el pueblo, los superiores le prohibieron celebrar misa en público, ir a rezar en comunidad con los demás religiosos, asistir al comedor cuando estaban los otros ahí, y acudir a otras sesiones públicas de devoción.

leer corazones, don de bilocación y profecías cumplidas

Además  de las levitaciones, a este santo también se atribuyen otras muchas experiencias místicas como el don de la bilocación, es decir, la habilidad de estar en dos lugares al mismo tiempo, o el don de la profecía. De hecho, mientras se encontraba lejos de su madre enferma, se le vio visitándola en su lecho de muerte. También predijo con exactitud la muerte de los Papas Urbano VIII e Inocencio X, así como su propia muerte en el año 1663.

Además, tenía el don de leer los corazones, es decir, saber los pecados y penas que afligían a las personas, y lo usaba al confesar e hizo milagros de sanación: se sanaban cojos que besaban su crucifijo, y enfermos a los que hacía la señal de la cruz.

 

Reliquias de San José de Cupertino 

le mandaron al exilio 

Fue enviado por sus superiores a conventos muy alejados donde nadie pudiera hablar con él. Estuvo en Nápoles, Asís, en Petrarubbia y Fossombrone. Finalmente, llega al convento de San Francisco en Osimo. La gente descubría dónde estaba y le seguían.

Sufrió meses de aridez y sequedad espiritual y a los que le consultaban problemas espirituales les decía: “Rezar, no cansarse nunca de rezar. Que Dios no es sordo ni el cielo es de bronce. Todo el que le pide recibe".

San José de Cupertino murió el 18 de septiembre de 1663 a la edad de 60 años. Fue beatificado en 1753 por Benedicto XIV, y canonizado en el año 1767 por Clemente XIII. Su cuerpo está expuesto para la veneración en su santuario en la ciudad italiana de Osimo.