Sor Apolonia: la monja catalana beatificada por Benedicto XVI que fue descuartizada durante la Guerra Civil

Sor Apolonia se preocupò hasta su muerte de encontrar refugio para sus religiosas y las Hermanas enfermas antes de ser capturada por los miliacianos del POUM

El cruel martirio de una monja carmelita aserrada y dada de comer a los cerdos por los republicanos

Redacción Religión

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Sor Apolonia Lizárraga fue la madre superiora de las Hermanas Carmelitas de la Caridad desde el año 1925 y, cuando estalló la Guerra Civil Española, se encontraba en la Casa General de Vic (Cataluña). La persecución religiosa la sorprendió en esta ciudad catalana, donde estaba preocupada de encontrar refugio para sus religiosas, en particular para las jóvenes novicias y las hermanas enfermas. Fue la última en abandonar la casa y se escondió en los domicilios de su círculo de amistades.

Finalmente fue capturada por milicianos del POUM (Partido Obrero de Unificación Marxista) en septiembre de 1936 y enviada a la terrible checa barcelonesa de San Elías – bajo control de la CNT-FAI – que ocupaba el edificio que hasta el comienzo de la guerra había sido precisamente un convento religioso de las Clarisas.

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La terrorífica muerte de Apolonia

La madre superiora permaneció durante varios días en este edificio, torturada, sometida a insultos, golpes y privaciones. El 8 de septiembre, uno de los responsables del edificio apodado “el Jorobado”, en compañía de otros tres milicianos, la trasladaron al patio central. Una vez allí fue desnudada completamente y se le propuso apostatar para salvar su vida. La religiosa se negó, y los milicianos la colgaron de un gancho que habían instalado en una de las paredes. Ese gancho se usó en numerosas ocasiones para dar muerte de manera salvaje a los presos allí detenidos.

Esta muerte consistía en que eran aserrados vivos, hasta que morían desangrados entre terribles dolores. Sus cuerpos eran posteriormente descuartizados y dados de comer a una piara de 42 cerdos que habían llevado a la checa tras una requisa realizada en los alrededores de la ciudad. Poco después, los milicianos realizaron la matanza de varios de estos animales y vendían el producto anunciándolo como “chorizo de monja”. Todo ello en clara referencia al martirio cometido con la superiora de las Carmelitas de la Caridad.

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Los testimonios de los supervivientes

Algunos supervivientes coinciden en señalar el horror de la muerte de Apolonia: “Actualmente se han encontrado testigos que compatieron prisión en la cárcel de San Elías en el año 1936. Era de dominio público que el jefe de la checa, un tal «Jorobado», cebaba en total unos 300 cerdos con carne humana. Que muchos presos eran echados a dichas piaras y que la General de las Carmelitas de la Caridad, la Madre Apolonia Lizárraga, fue una de dichas víctimas que aserraron, descuartizaron (en cuatro partes) y luego en trozos más pequeños fue devorada por dichos animales que en la citada checa engordaban en número de 42”. Así lo cuenta Antonio Montero en su libro Historia de la persecución religiosa en España.

La Madre Apolonia fue aserrada viva y después de descuartizar su cuerpo, los restos fueron echados a los cerdos de la checa. Otros testimonios coinciden en explicar la misma versión: “Fue hecha prisionera, llevada por los milicianos a una checa, la desnudaron y la llevaron a un patio. La ataron muñecas y tobillos y fue colgada de un gancho a la pared del patio. Con un serrucho la cortaron. Ella rezaba y rogaba por sus asesinos. Estos luego dieron su cuerpo a comer a unos cerdos que tenían allí, que al poco tiempo los mataron y los comían y vendían diciendo que eran chorizos de monja“.

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La beatificación junto a otros 498 mártires de la Guerra Civil Española

La madre superiora fue beatificada por el Papa Benedicto XVI el 28 de octubre de 2007, en la ceremonia presidida por él mismo, en la plaza de San Pedro de la Ciudad del Vaticano. En dicha celebración el pontífice subió a los altares unos 498 mártires de la Guerra Civil Española del siglo XX. La actual checa de San Elías, hoy es una cripta de la parroquia Santa Inés. En ella se mantiene el recuerdo de los mártires de la Guerra que ahí estuvieron, entre ellos Apolonia. Su fiesta se celebra el 6 de noviembre.