Tras las huellas de la presencia española en Roma: la Iglesia de San Pietro in Montorio, un tesoro desconocido

España celebra los 50 años de las relaciones entre la Santa Sede y la Unión Europea en San Pietro in Montorio, en cuyo atrio se encuentra el famoso Tempietto de Bramante

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Eva Fernández Huéscar

Roma - Publicado el - Actualizado

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El domingo 23, jornada en la que la Iglesia celebra la Festividad de Pentecostés, España tendrá un protagonismo especial en Roma dentro del proyecto “Iter Europeum”, una iniciativa organizada por la Delegación de la Unión Europea ante la Santa Sede en conmemoración del cincuenta aniversario de las relaciones diplomáticas entre la Unión Europea y el Estado de la Ciudad del Vaticano.

Entre el 9 de mayo y el 27 de junio cada país miembro de la Unión Europea ha escogido una iglesia de Roma ligada a la historia de su país. Se trata en realidad de una auténtica peregrinación en las iglesias “europeas” de Roma, elegidas por cada país por los vínculos con la propia comunidad. En el caso de España, la Embajadora ante la Santa Sede, Doña Carmen de la Peña Corcuera junto a su equipo de gobierno escogieron San Pietro in Montorio. A sus puertas se ha instalado un panel explicando los vínculos que la unen con España. La elección no ha podido ser más adecuada, porque la historia de esta Iglesia está llena de arte y tradición y es foco de interés turístico en todo el mundo.

Para celebrar este acontecimiento el domingo 23 de mayo, se celebrará una Misa conmemorativa a la que asistirán los Embajadores de los 27 países participantes. La celebración eucarística estará presidida por el Cardenal Luis Francisco Ladaria, Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe. La Capilla Musical de la Iglesia Nacional Española de Santiago y Montserrat acompañará la liturgia, durante la que se interpretarán piezas de compositores españoles.

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La historia de una obra de arte desconocida para muchos españoles

La Iglesia de San Pietro in Montorio se levanta sobre tierras y huertos que habían sido adquiridos por los Reyes Católicos. Por aquel entonces, en 1472, el Papa Sixto IV, decidió entregar San Pietro in Montorio, una pequeña iglesia erigida en el siglo IX a su confesor, un franciscano llamado Amadeo Menes da Silva. Quería que construyera un nuevo monasterio de franciscanos en el lugar preciso donde en la época se pensaba que San Pedro fue crucificado.

El fraile Amadeo pasaba largas horas de oración en ese espacio e inició la renovación del edificio. Los Reyes Católicos Isabel y Fernando se convirtieron en los principales benefactores como agradecimiento a la oración de Amadeo para que pudieran concebir un hijo varón, el Príncipe Juan. Además, el infante Juan vino al mundo el 30 de junio de 1478 en Sevilla, el día en el que se celebraba la festividad de San Pedro, por lo que los Reyes Católicos decidieron apoyar económicamente la construcción tanto de la nueva Iglesia como del Templete en el lugar donde supuestamente Pedro sufrió el martirio.

El edificio de la Iglesia se construyó entre 1481 y 1500, sin que se sepa a ciencia cierta quién fue el arquitecto. En el siglo XVI Daniele da Volterra y Giorgio Vasari reformaron las capillas del transepto; en el siglo XVII se levantó la nueva fachada de la iglesia (costeada por el rey Felipe III de España) y hacia 1640 Gian Lorenzo Bernini construyó la capilla del marqués Marcello Raymondi.

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Templete de Bramante

Sin duda, la obra más célebre de todo el conjunto es el extraordinario templete de Bramante. Esta construcción magistral se considera el manifiesto de la arquitectura del clasicismo renacentista. El por entonces Embajador de España ante la Santa Sede, Bernardino López de Carvajal, había conocido en Milán a Bramante, quien había realizado ya distintos trabajos para “clientes” españoles en Roma.

Bramante asumió plenamente los ideales de la arquitectura humanística del Renacimiento y consiguió construir un edificio que apoyándose en el modelo clásico innovó un espacio tridimensional único en la historia del arte. Simbólicamente pensó que a Pedro le correspondía el modelo de templo circular clásico, rodeado de 16 columnas, dedicado en la Antigüedad a los héroes. Así se potenciaba su papel como primer pontífice y cimiento de la Iglesia. La cripta bajo el templo simbolizaría su martirio, el peristilo a la iglesia militante y la cúpula a la Iglesia Triunfante en la gloria del cielo.

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La edificación es de planta circular, y dispone de una columnata que lo envuelve, cubierta por una cúpula semiesférica. Esta columnata conforma un peristilo. El templete se erige sobre una escalinata seguida de un corto podio sobre el que se eleva la columnata de orden toscano, rematado por un entablamiento (metopas y triglifos), coronado por una balaustrada.

Desde entonces fueron muchos los artistas que se desplazaron a Roma para estudiar el templete, con el que se había alcanzado la idea absoluta de perfección arquitectónica

Posteriormente, a partir de 1605 se realizaron las primeras transformaciones, se realzó la cúpula y en el remate se incluyeron los escudos de Felipe III y su embajador en Roma Juan Fernández Pacheco, Marqués de Villena. En 1628 sooe realizó una renovación en la cripta gracias a la financiación de Felipe IV, con la ampliación de la puerta, la construcción de una doble escalera y el revestimiento interior de mármol. Unos años después la bóveda de la cripta se recubrió con estucos que representan símbolos y episodios de la vida de San Pedro, atribuidos al escultor Giovan Francesco De Rossi, que trabajó con Bernini y Borromini.

En estos momentos se encuentra dentro de las instalaciones de la Academia Española, que acoge a artistas para que perfeccionen sus creaciones en la ciudad eterna. Todo el que quiera visitar el templete puede hacerlo libremente y además se puede contemplar desde el exterior.