Una tromba de agua inunda la iglesia de Ciempozuelos y moviliza a los fieles

Parroquianos y bomberos trabajaron juntos para liberar extraer los 20 centímetros de agua que alcanzó en el templo

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Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Eran las cuatro de la tarde cuando se desataba la lluvia en Ciempozuelos. El Padre Julián Lozano acababa de celebrar una misa de funeral, y esperaba desde la puerta junto a los fieles que la tormenta amainara. Pero no lo hizo. Y no sólo eso, sino que el torrente de agua provocó una riada que ha inundado gran parte del pueblo. Incluida su iglesia, la parroquia de Santa María Magdalena. “La rápida movilización de los fieles y de los bomberos ha evitado grandes daños”, valora este sacerdote en ‘Ecclesia’ (domingos a las 13h, en TRECE).

La tromba de agua irrumpió con fuerza en la nave central del templo, alcanzando una altura de unos 20 centímetros, puede que incluso más. Todos los elementos que estaban a ras del suelo quedaron sumergidos: parte de los bancos, los reclinatorios, el cableado o incluso los confesionarios se han visto afectados. Afortunadamente, otros elementos e instancias parroquiales como el presbiterio, el retablo o la sacristía, elevados sobre varios escalones, no sufrieron daños.

La amenaza y los posibles daños despertaron una rápida respuesta de los feligreses y hermanos de las cofradías del municipio. Decenas de vecinos acudieron al rescate, echando una mano a los servicios de emergencia, y trabajaron allí hasta que salvaron y controlaron la situación, allá por la medianoche. “El templo fue restaurado hace seis años. Gracias a Dios, al trabajo de los bomberos y a la colaboración de los hermanos de la parroquia, hemos recuperado su estado anterior a la tromba de agua”, explica el padre Julián, que ejerce como vicario parroquial.

La reacción e implicación de todos los vecinos ha dado un testimonio de comunión y fraternidad que ha impresionado al equipo de sacerdotes de la parroquia. “No nos esperábamos que una inundación pudiera provocar que nos uniéramos y juntáramos como en pocas ocasiones.

Desde niños de 8 años de catequesis hasta adultos o personas mayores de todos los grupos parroquiales han aportado achicando agua. Ha sido un momento precioso de Gracia y generosidad”. Ahora tendrá que pasar tiempo hasta que puedan hacer una verdadera evaluación de los daños en los elementos de madera afectados, que a priori no parecen graves. El Padre Julián se muestra con confianza. “Dios saca bienes de males”, sentencia el sacerdote.

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