Adviento con Santa Teresa de Jesús; II Sábado de Adviento (13-12-2014), por Ángel Moreno de Buenafuente

Adviento con Santa Teresa de Jesús; II Sábado de Adviento (13-12-2014), por Ángel Moreno de Buenafuente

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Adviento con Santa Teresa de Jesús; II Sábado de Adviento (13-12-2014), por Ángel Moreno de Buenafuente

La liturgia de la Palabra del II Jueves de Adviento es Ecco 48, 1-4. 9-11; Sal 79; Mt 17,10-13

La salvación de Dios

"De muchas formas habló Dios a nuestros padres, por medio de los profetas." Así comienza la Carta a los Hebreos, y un ejemplo que demuestra la veracidad de la afirmación es la alusión que hacen las lecturas al profeta Elías: "¡Qué terrible eras, Elías!; ¿quién se te compara en gloria? Está escrito que te reservan para el momento de aplacar la ira antes de que estalle" (Ecco 48, 4-6).

Cuando apareció Jesús, muchos creyeron que reaparecía Elías, y así responden los discípulos cuando el Maestro les pregunta: "¿Quién dice la gente que soy yo?"

El mismo Jesús va a confrontar a quienes, aunque piensan en la reaparición del profeta, no llegan a convertirse. "Elías vendrá y lo renovará todo. Pero os digo que Elías ya ha venido, y no lo reconocieron, sino que lo trataron a su antojo" (Mt 17,12).

El salmista nos invita a la mejor reacción, a suplicar que el Señor venga con poder, pero no para arrasar con el fuego, sino para salvarnos. "Pastor de Israel, escucha, tú que te sientas sobre querubines, resplandece; despierta tu poder y ven a salvarnos" (Sal 79). Oración que la Iglesia pone en sus labios en este tiempo de Adviento: "Ven, Señor".

Hoy se celebra la fiesta de Santa Lucía, día de la luz, porque la noche se detiene, y el sol comenzará a avanzar. El fuego, la luz, el sol son imágenes de Cristo, Luz del mundo.

La luz interior

La mejor luz es la fe, que nos lleva a reconocer quién es el verdadero Elías. Santa Teresa de Jesús pide constantemente que el Señor nos dé luz. "Plega al Señor que, para entendernos en cosas tan importantes, nos dé luz y no nos falte su favor, para que de las mercedes que nos hace no saquemos darle disgusto" (Fundaciones 6, 23).

Cuando la doctora mística describe las experiencias interiores menciona siempre la luz, lo luminoso. "Porque en arrobamiento o unión de todas las potencias ­como digo­ dura poco y deja grandes efectos y luz interior en el alma con otras muchas ganancias, y ninguna cosa obra el entendimiento, sino el Señor es el que obra en la voluntad" (Fundaciones 6, 4).

La experiencia mística se describe como estado de iluminación. "Cuando Su Majestad quiere que el entendimiento cese, ocúpale por otra manera y da una luz en el conocimiento tan sobre la que podemos alcanzar, que le hace quedar absorto, y entonces, sin saber cómo, queda muy mejor enseñado que no con todas nuestras diligencias" (Moradas IV, 3, 6). Al menos que nos falte la luz de reconocer al Señor.