Adviento con Santa Teresa de Jesús, I Sábado de Adviento (6-12-2014), por Ángel Moreno de Buenafuente

Adviento con Santa Teresa de Jesús, I Sábado de Adviento (6-12-2014), por Ángel Moreno de Buenafuente

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Adviento con Santa Teresa de Jesús, I Sábado de Adviento (6-12-2014), por Ángel Moreno de Buenafuente

La Liturgia de la Palabra del I sábado de Adviento es Is 30, 19-21. 23-26; Sal 146; Mt 9, 35 – 10, 1. 6-8

SEÑALES DE ESPERANZA

Tiempo alentador es el Adviento. En él se siente la brisa que precede a la lluvia fecunda, el alba que anticipa el día, el aroma del bosque humedecido.

En este tiempo suenan las albricias, los anuncios de esperanza, se presiente el horizonte luminoso porque se avecina el Sol que nace de lo alto.

La Palabra ofrece el fruto deseado, que percibe el corazón herido, brinda el bálsamo que cura, el mensaje que sana, el amor que consuela.

Quien da fe a lo anunciado por los profetas, comienza a sentir el alivio, aun en medio de circunstancias recias.

"La luz de la Cándida será como la luz del Ardiente, y la luz del Ardiente será siete veces mayor, cuando el Señor vende la herida de su pueblo y cure la llaga de su golpe" (Is 30, 25-26)

El sana los corazones destrozados, venda sus heridas (Sal 146)

"Id y proclamad que el reino de los cielos está cerca. Curad enfermos, resucitad muertos, limpiad leprosos, echad demonios. Lo que habéis recibido gratis, dadlo gratis" (Mt 10, 8).

MEDIADORES DE ESPERANZA

El Señor se hace presente a través de mediaciones, que realizan los gestos de piedad y de misericordia con quienes más los necesitan. Cada uno podemos ser señal de esperanza.

Al acercarnos a Santa Teresa de Jesús y a su reforma, por la que invita a la radicalidad y a la descalcez, nos sorprendemos de la delicadeza y ternura que revela y prescribe en las Constituciones, cuando se trata de cuidar a las monjas enfermas: "Las enfermas sean curadas con todo amor y regalo y piedad, conforme a nuestra pobreza. Y alaben a Dios Nuestro Señor cuando lo proveyere bien; y si les faltare lo que los ricos tienen de recreación en las enfermedades, que no se desconsuelen, que a eso han de venir determinadas; esto es ser pobres" (Constituciones VIII, 1).

Aunque, advierte la santa, puede haber dolencia por causa propia: "? son las almas que no tienen oración como un cuerpo con perlesía o tullido, que aunque tiene pies y manos no los puede mandar; que así son, que hay almas tan enfermas y mostradas a estarse en cosas exteriores, que no hay remedio ni parece que pueden entrar dentro de sí" (Moradas I, 1, 6).