El amor es la plenitud de la ley

El amor es la plenitud de la ley

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Martes 8 de octubre. Segundo día de los trabajos del Sínodo. El arzobispo de Belém do Pará, Alberto Taveita fue el encargado de la reflexión: "Estamos invitados a proclamar que la Palabra del Señor es más dulce que la miel silvestre que abunda en nuestras tierras, y afirmamos la certeza de que de la ley de Dios recibimos la inteligencia necesaria para la obra a realizar, comprometiéndonos a rechazar todos los caminos de la mentira" (cf. Sal 118). Para el arzobispo, "llevamos con nosotros la responsabilidad descrita en la Gaudium et Spes: "Las alegrías y las esperanzas, las penas y las angustias de los hombres de hoy, especialmente de los pobres y de todos los que sufren, son también las alegrías y las esperanzas, las penas y las angustias de los discípulos de Cristo; y no hay ninguna realidad verdaderamente humana que no encuentre eco en sus corazones". Porque su comunidad está formada por hombres que, reunidos en Cristo, son guiados por el Espíritu Santo en su peregrinación en busca del Reino del Padre, y han recibido el mensaje de salvación para comunicarlo a todos. Por eso, la Iglesia se siente verdadera e íntimamente ligada al género humano y a su historia (GS 1). No podemos defraudar estas esperanzas" (GS 1).

Para los participantes en esta asamblea sinodal, "cruzar estas puertas significa el ejercicio de la autoridad y la dignidad", indicaba, "para responder a los anhelos de nuestro pueblo por sus derechos y dignidad, ya que, pastores elegidos por la misericordia de Dios, somos guardianes del bien y centinelas de la verdad". En su reflexión, concluía: "Resuena en nuestros oídos el grito de los oprimidos, de los migrantes, de los huérfanos y de las viudas, y la sangre de tantas personas inocentes derramada a lo largo de nuestra historia, de las cuales los obispos están llamados a ser defensores, como se nos pidió en el Rito de la Ordenación".