Carta de bienvenida a monseñor Jesús Murgui Soriano, obispo de la diócesis de Orihuela ? Alicante escrita por monseñor Rafael Palmero Ramos

Carta de bienvenida a monseñor Jesús Murgui Soriano, obispo de la diócesis de Orihuela – Alicante escrita por monseñor Rafael Palmero Ramos

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Querido hermano Jesús:

Aunque la conoces, por la proximidad que tienes con ella, y por las conversaciones que ya has mantenido conmigo y con algunos sacerdotes, éste es el momento de presentarte la parcela de la Iglesia que el Señor te encomienda en este nuevo tiempo de tu ministerio. Vienes a una Diócesis que tiene más de un millón y medio de habitantes ?cifra que puede llegar a duplicarse en verano?. La Iglesia está cerca de cada una de estas personas de muchos modos, especialmente, en las 214 parroquias en que se vive la fe.

Para evangelizar a esta sociedad, la Iglesia que el Señor te encarga presidir en su nombre cuenta con trescientos treinta y cinco sacerdotes. Son sacerdotes que trabajan mucho y bien. Podrás comprobarlo enseguida. La mayoría une sus tareas parroquiales con otros encargos diocesanos. Un buen número de ellos ha sido ordenado en los últimos años. No le falta clero joven a esta Iglesia. El seminario trabaja constantemente en la pastoral vocacional ?con encuentros y campamentos de monaguillos, con programas específicos de formación y acompañamiento?. Desde él, se busca animar la pastoral vocacional de toda la Diócesis. En este momento, cincuenta seminaristas se preparan para servir, un día, como sacerdotes en esta Iglesia Diocesana.

Numerosas son también las comunidades de vida consagrada. En la vida activa, atienden colegios, ancianos, enfermos? Colaborarán contigo 97 instituciones, entre congregaciones religiosas, sociedades de vida apostólica e institutos seculares, algunos nacidos en esta tierra. En la vida contemplativa, sosteniendo tu ministerio apostólico y el trabajo evangelizador de toda la Diócesis, podrás contar con la oración de 13 comunidades de monjas y una de monjes.

También los laicos trabajan de modo asociado en la evangelización de la sociedad alicantina. Más de 60 grupos y movimientos se extienden por toda la Diócesis, colaborando según sus carismas y su espiritualidad propia. Junto a esto, 1.500 catequistas preparan, en sus parroquias, a los niños que cada año reciben la primera comunión o se confirman. En estos últimos años, se ha potenciado el catecumenado de adultos de carácter diocesano. Los laicos cuentan para su formación con el Instituto de Ciencias Religiosas y las Escuelas de Agentes de Pastoral. Y aún se recogen los frutos del Congreso Diocesano de Laicos. Pronto, muy pronto, dicha formación y la nueva evangelización podrán contar con una nueva Universidad Católica que tiene su sede en San Juan de Alicante. A esta nueva evangelización, en diálogo con la cultura, se dedica desde hace tiempo una comisión diocesana, que proyecta para este año un lúcido atrio de los gentiles.

Los últimos planes diocesanos de pastoral se han dedicado a revitalizar la vida parroquial, logrando que las parroquias, evangelizadas y evangelizadoras, sean el espacio cotidiano donde se afrontan los retos de la pastoral. Porque tampoco le faltan retos a esta Iglesia Diocesana que ya presides en nombre del Señor. Te diría que son los retos comunes a gran parte de la Iglesia: desde la secularización ambiental hasta la necesidad mayor de vocaciones o la evangelización del mundo de la cultura. En todos estos retos, hemos reconocido una llamada del Señor. Por eso, venimos trabajando desde hace tiempo en darles respuesta.

Como sabemos que, si el Señor no construye la Casa, en vano nos cansamos los constructores, hemos procurado que no falte nunca nuestra oración constante como Iglesia Diocesana en la presencia del Señor. Por eso, insistentemente, y, en más de una ocasión, con gran esfuerzo, hemos ido abriendo cinco Capillas de Adoración Perpetua, una en cada vicaría. Unas mil personas por capilla son necesarias para garantizar la permanencia de algunos que oran ante Él, día y noche. Estamos seguros de que el Señor escucha la súplica de su pueblo, que se dirige a Él, sin cesar, pidiendo su bendición.

Bienvenido, hermano Jesús, a esta Iglesia Diocesana. Con el abrazo a tu llegada, estoy convencido de que, también, pronto, los sacerdotes, religiosos y laicos de Orihuela-Alicante podrán comprobar la bendición de Dios que es tu presencia al frente de ella. Entre otras muchas cosas, les será fácil reconocer, enseguida, tu bondad y tu cercanía, tu capacidad de escucha, tu experiencia pastoral, nacida en la parroquia, y fraguada luego como vicario y Obispo, tu amor y valoración de la familia, tu preocupación por los problemas pastorales concretos como la continuidad de los niños que hacen la primera comunión. En estos y otros rasgos, sentirán cercano al Señor que les acompaña a través de tu persona y tu ministerio. Sabes que cuentas con la colaboración sincera y afectuosa de todos. Con la de toda la Diócesis y con la mía personal. Te reitero mi felicitación y mi oración para que el Señor te acompañe y haga siempre fecundo el ministerio de Pastor que hoy inicias en Orihuela. Mañana estarás en Alicante.

Un abrazo amistoso y fraterno.

+ Rafael Palmero Ramos