Lectio divina I Martes de Cuaresma (19-2-2013), por Ángel Moreno de Buenafuente

Lectio divina I Martes de Cuaresma (19-2-2013), por Ángel Moreno de Buenafuente

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

2 min lectura

Liturgia de la Palabra: (Is 55, 10-11; Sal 33; Mt 6, 7-15)

Lectura

"Mi palabra, que sale de mi boca: no volverá a mi vacía, sino que hará mi voluntad y cumplirá mi encargo" (Is 55, 11)

"Vosotros rezad así: "Padre nuestro del cielo, santificado sea tu nombre, venga tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo?" (Mt 6, 9-10)

Comentario

"Mi Palabra no volverá vacía" es una expresión del profeta esperanzadora, que nos permite confiar en que Dios será obedecido en el proyecto que tiene sobre el mundo. Sería extraña la identidad de un creador que, siendo el origen y fin de todo lo creado, permaneciera indiferente ante la posible destrucción de su obra.

Pero ¿cómo llevar a término el querer divino, si al mismo tiempo ha dejado autonomía a sus criaturas y ha concedido al ser humano el don precioso de la libertad?

Hoy se nos revela el secreto de cómo se realizará la voluntad divina. Al igual que la semilla que cae en la tierra y es fecunda, y al igual que la lluvia que empapa los campos hace brotar la simiente enterrada en los surcos, así será el ciclo de la Palabra divina, eficaz, productivo.

Los orantes son quienes colaboran a que culmine la obra diseñada por Dios, cuando con fe rezan, sin teatralidad ni protagonismo vanidoso, la oración que enseñó Jesús a sus discípulos: "Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo".

Nos corresponde ser tierra labrada, en la que pueda albergarse la semilla para que no perezca en la intemperie. Y nos corresponde orar, para que nuestra voluntad acate la voluntad de Dios, y seamos dóciles al proyecto que Él tiene para la humanidad y para cada uno de nosotros.

Los orantes potencian la fecundidad de la Palabra. Gracias a ellos, muchos, sin quizá saberlo, reciben la gracia de sentir como si a ellos les sucediera, un episodio bíblico que cambia su vida.

Punto de reflexión

¿Trabajas la tierra de tu corazón para recibir la semilla de la Palabra y poder dar fruto agradable a Dios?

¿Rezas porque se lleve a cabo el plan de Dios sobre la humanidad, para que el mundo sea permeable al querer divino?