El Ángelus del Papa Francisco, III Domingo Pascua, 14 abril 2013
Madrid - Publicado el - Actualizado
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El Ángelus del Papa Francisco, III Domingo Pascua, 14 abril 2013
¿De dónde sacaban los apóstoles su fuerza para predicar? En su reflexión previa a la oración mariana dominical del Regina Coeli, con gran multitud de peregrinos en la plaza de San Pedro, en Roma, Papa Francisco se detuvo brevemente sobre la página del libro de Los Hechos de los Apóstoles, en la que se afirma que los Apóstoles llenaron la ciudad con la noticia de que Jesús había verdaderamente resucitado. A pesar de que los sumos sacerdotes y jefes de la ciudad trataron de frenar en su nacimiento la comunidad de los creyentes en Cristo, prohibiéndoles predicar en su nombre y azotándolos por esto, ellos dijeron que "hay que obedecer a Dios antes que a los hombres" y salían contentos de haber sufrido por el nombre de Jesús.
El Obispo de Roma explicó que los Apóstoles no tenían miedo de nada ni de nadie para anunciar a Jesús, porque su fuerza es la experiencia muy fuerte y personal de Cristo muerto y resucitado:"Es claro que solamente la presencia del Señor Resucitado y la acción del Espíritu Santo con ellos pueden explicar este hecho. Su fe se basaba en una experiencia tan fuerte y personal de Jesús muerto y resucitado, que no tenían miedo de nada y de ninguno, es más, veían las persecuciones como un motivo de honor, que les permitía seguir las huellas de Jesús y de parecerse a Él, testimoniándolo con la vida".
Esto dijo Francisco, vale para la Iglesia de todos los tiempos, también para nosotros: "cuando una persona conoce verdaderamente Jesucristo y cree en Él, experimenta su presencia en la vida y la fuerza de la Resurrección, y no puede no comunicar esta experiencia. Y si encuentra incomprensiones o adversidades, se comporta como Jesús en su Pasión: responde con el amor y la fuerza de la vida", para terminar invitando a pedir a la Virgen que la Iglesia en todo el mundo anuncie con franqueza y coraje la Resurrección del Señor y dé un válido testimonio con signos de amor fraterno. Pidió en particular para que los cristianos que sufren persecución sientan la presencia viva y confortante de Jesús Resucitado.