El juicio y la fe, título homilético del IV Domingo de Cuaresma, B (11-3-2018)

El juicio y la fe, título homilético del IV Domingo de Cuaresma, B (11-3-2018)

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

2 min lectura

El juicio y la fe, título homilético del IV Domingo de Cuaresma, B (11-3-2018)

"Se burlaron de los mensajeros de Dios, despreciaron sus palabras y se mofaron de sus profetas, hasta que subió la ira del Señor contra su pueblo, a tal punto que ya no hubo remedio". Resultan impresionantes estas palabras que se proclaman en la primera lectura de este domingo cuarto de Cuaresma (2 Cró 36,14-23).

La maldad y las infidelidades, tanto del pueblo como de sus dirigentes, llegaron a provocar la ira de Dios. La destrucción de Jerusalén y de su templo y el exilio de sus habitantes es la consecuencia de aquella depravación. Quienes no escucharon a los profetas serían reducidos a la esclavitud en Babilonia, hasta que Dios envió a Ciro como libertador.

El salmo responsorial canta la amargura de aquellos deportados, que a toda costa querían mantener la esperanza de volver a Jerusalén (Sal 136).

La segunda lectura nos recuerda que Dios es rico en misericordia y, a pesar de nuestros pecados, nos ama hasta el punto de hacernos vivir con Cristo (Ef 2,4-10).

LA FE Y LA SALVACIÓN

El evangelio de hoy nos lleva a revivir aquella visita nocturna de Nicodemo (Jn 3,14-21). Jesús le anuncia que, al igual que la serpiente de bronce que Moisés alzó en medio del campamento de los hebreos, así será elevado él para dar la vida a los que crean en él.

En aquella conversación sobresalen tres afirmaciones sobre Dios, que son también afirmaciones sobre Cristo y sobre el hombre:

LA LUZ Y LA VERDAD

La larga conversación entre Jesús y Nicodemo resume los temas principales del evangelio de Juan. Entre ellos sobresalen los de la luz y la verdad.

– Señor, Jesús, sabemos y creemos que tú has sido enviado para nuestra salvación. Que esta fe nos ayude a vivir siempre a la luz de tu palabra y a producir en nuestra vida las obras que tú esperas de nosotros. Amén.

José-Román Flecha Andrés