(RV).- "No debemos permitir que malos entendidos y miedos debiliten nuestra determinación. Al contrario, estamos llamados a construir una cultura del diálogo que nos ayuda a reconocer al otro como un interlocutor válido", lo dijo el Papa Francisco al recibir en Audiencia, la mañana de este jueves, 19 de mayo, a los Señores Embajadores de las Repúblicas de Seychelles, Estonia, Malaui, Zambia y Namibia y del Reino de Tailandia, acreditados ante la Santa Sede, con ocasión de la presentación de sus cartas credenciales.
En su discurso a los Representantes diplomáticos de estos países, el Santo Padre les recordó que a pesar de las diferencias culturales es posible construir la unidad en favor de las personas más necesitadas. "Su presencia hoy aquí es un fuerte llamado al hecho que, no obstante nuestras nacionalidades, culturas y confesiones religiosas puedan ser diversas, estamos unidos por la común humanidad y por la compartida misión en el cuidado de la sociedad y de la creación. Este servicio ha asumido una particular urgencia, desde el momento que tantas personas en el mundo están sufriendo, conflictos y guerras, migraciones y movilizaciones forzadas, e incertidumbre a causa de las dificultades económicas".
Estos problemas, señaló el Pontífice, necesitan no solo que reflexionemos y discutamos sobre ellos, sino también que manifestemos signos concretos de solidaridad con nuestros hermanos y hermanas que se encuentran en grave dificultad. "Para que este servicio de solidaridad sea eficaz, nuestros esfuerzos deben estar orientados a conseguir la paz, en el cual todo derecho natural individual y todo desarrollo humano integral puedan ser ejercitados y garantizados. Esta tarea requiere que trabajemos juntos de modo eficiente y coordinado, animando a los miembros de nuestras comunidades a convertirse en artesanos de la paz, promotores de la justicia social y defensores de verdadero respeto por nuestra casa común".
Hablando de la violencia y de la migración forzada, el Santo Padre señaló la determinación de hacer conocer al mundo esta condición crítica por la cual están atravesando muchos de nuestros hermanos. "El camino de la diplomacia nos ayuda a amplificar y transmitir este grito a través de la búsqueda de soluciones a las múltiples causas que están a la base de los actuales conflictos. Esto se actúa especialmente en los esfuerzos de privar de las armas a cuantos usan la violencia, como también poner fin a la plaga del tráfico humano y el comercio de la droga que muchas veces acompaña este mal".
Mientras nuestras iniciativas por promover la paz, afirma el Obispo de Roma, puedan ayudar a las poblaciones que permanecen en nuestros países, también estamos llamados a asistir a los migrantes y a cuantos cuidan de ellos. "No debemos permitir que malos entendidos y miedos debiliten nuestra determinación. Al contrario, estamos llamados a construir una cultura del diálogo que nos ayuda a reconocer al otro como un interlocutor válido; que nos permita ver al extranjero, al migrante, al perteneciente a otra cultura como un sujeto a escuchar, considerado y apreciado. De este modo, promoveremos una integración que respete la identidad de los migrantes y preserve la cultura de la comunidad que los acoge, y enriquezca al mismo tiempo a ambos. Esto es esencial".
Antes de concluir su discurso, el Papa Francisco expresó su solidaridad con las comunidades católicas presentes en estos países y los animó a ser mensajeros de esperanza y de paz. "Quisiera expresar, por medio de ustedes, mi fraterno saludo a los Pastores y los fieles de las comunidades católicas presentes en sus Naciones. Los animo, a ser siempre mensajeros de esperanza y de paz. Pienso en particular a aquellos cristianos y las comunidades que son numéricamente minorías y sufren la persecución por su fe; a ellos les renuevo mi apoyo en la oración y mi solidaridad". Asimismo, la Santa Sede refuerza con cada uno de los Representantes diplomáticos y sus respectivas Naciones un abierto y respetuoso diálogo y una colaboración constructiva. En este sentido, el Papa manifestó el constante apoyo de los diferentes Dicasterios de la Curia Romana en la realización de su misión.
(Renato Martinez ? Radio Vaticano)