Papa Francisco: la verdad histórica al servicio del discernimiento

Papa Francisco: la verdad histórica al servicio del discernimiento

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Papa Francisco: la verdad histórica al servicio del discernimiento

"El estudio de la historia, -ha dicho el Papa, recordando las palabras de Cicerón pronunciadas por Juan XXIII en el discurso inaugural del Concilio Vaticano II- es uno de los medios para la búsqueda apasionada de la verdad, que siempre impregna el ánimo del hombre".

"En sus estudios y en su enseñanza, ustedes se encuentran frente a las vicisitudes de la Iglesia que camina en el tiempo, con su gloriosa historia de evangelización, de esperanza, de lucha diaria, de la vida dedicada al servicio, de constancia en el trabajo fatigoso, así como también de infidelidades, de abjuraciones, de pecados. Sus investigaciones, marcadas por una verdadera pasión eclesial y por un amor sincero por la verdad, pueden ser de gran ayuda para aquellos que tienen la tarea de discernir lo que el Espíritu Santo quiere decir a la Iglesia de hoy".

De hecho, ha recordado el Papa, el Comité de Ciencias Históricas coopera desde hace mucho tiempo con instituciones culturales y centros académicos de muchas naciones. Es por ello, ha dicho, que "en el encuentro y en la colaboración con investigadores de otras culturas y religiones, ustedes pueden ofrecer una contribución específica al diálogo entre la Iglesia y el mundo moderno".

Entre las próximas iniciativas del Comité de Ciencias históricas Francisco ha señalado la conferencia internacional con motivo del centenario del estallido de la Primera Guerra Mundial. "En ella podrán pasar reseña a las investigaciones más recientes, con especial atención a los esfuerzos diplomáticos de la Santa Sede durante ese trágico conflicto y a la contribución que dieron los católicos y otros cristianos en el auxilio a los heridos, a los refugiados, a los huérfanos y las viudas, en la búsqueda de los desaparecidos, así como en la reconstrucción de un mundo desgarrado por lo que Benedicto XV definió: "la inútil masacre". Aún resuena hoy en día, tan oportunamente como siempre, el apremiante llamamiento: "Con la paz no se pierde nada, todo se pierde con la guerra".