Con su cordial bienvenida, el Papa recordó que, como ya anunció, este Consejo "asumirá una nueva fisonomía. Se trata de la conclusión de una etapa importante y de la apertura de una nueva, para el Dicasterio de la Curia Romana, que ha acompañado la vida, la maduración y las transformaciones del laicado católico, desde el Concilio Vaticano II hasta hoy".
Destacando el importante servicio desarrollado por el Dicasterio – que el beato Pablo VI no dudó en calificar como "uno de los mejores frutos del Concilio Vaticano II" – el Papa Bergoglio se refirió, entre otros importantes logros, al acompañamiento de tantos movimientos y comunidades nuevas con gran impulso misionero, al papel de la mujer en la Iglesia, a las Jornadas Mundiales de la Juventud, que creó san Juan Pablo II. Y, agradeciendo al Señor por los abundantes frutos recibidos, exhortó a acoger con esperanza la reforma de la Curia Romana:
"A la luz del camino recorrido, es hora de mirar nuevamente con esperanza al futuro. Queda aún mucho por hacer, ampliando los horizontes y recogiendo los nuevos desafíos que la realidad nos presenta. De aquí nace el proyecto de reforma de la Curia, en particular la unión de vuestro Dicasterio con el Pontificio Consejo para la Familia, en conexión con la Academia para la Vida. Los invito, por lo tanto a acoger esta reforma, que los verá implicados, como signo de valorización y de estima por el trabajo que desarrollan y como signo de renovada confianza en la vocación y misión de los laicos en la Iglesia de hoy. El nuevo Dicasterio que nacerá tendrá como ?timón?, para proseguir su navegación, por un lado la Christifideles laici y, por otro, la Evangelii gaudium y la Amoris laetitia, teniendo como campos privilegiados de trabajo la familia y la defensa de la vida".
"En este particular momento histórico y en el contexto del Jubileo de la Misericordia, la Iglesia está llamada a tomar cada vez más conciencia de la necesidad de ser "la casa paterna donde hay lugar para cada uno con su vida a cuestas" (Exhortación Apostólica Evangelii gaudium, 47). De ser Iglesia en permanente salida, ?comunidad evangelizadora?, que sabe adelantarse, tomar la iniciativa sin miedo, salir al encuentro, buscar a los lejanos y llegar a los cruces de los caminos para invitar a los excluidos" (ibid 24)", reiteró el Papa Francisco, con una propuesta:
"Quisiera proponerles, como horizonte de referencia para su futuro inmediato, un binomio que se podría formular así: ?Iglesia en salida ? laicado en salida?. Así pues, también ustedes levanten la mirada, miren ?fuera?, a los muchos ?lejanos? de nuestro mundo, a las tantas familias en dificultad y necesitadas de misericordia, a los tantos campos de apostolado aún por explorar, a los numerosos laicos con corazón bueno y generosos, que con gusto pondrían al servicio del Evangelio, sus energías, su tiempo, sus capacidades, si se les implicara, valorizara y acompañara con afecto y dedición, de parte de los pastores y de las instituciones eclesiásticas. Tenemos necesidad de laicos bien formados, animados por una fe escueta y límpida, cuya vida ha sido tocada por el encuentro personal y misericordioso con el amor de Cristo Jesús".
"Es el momento en que los jóvenes tienen necesidad de los sueños de los ancianos: en esta cultura del descarte, no nos acostumbremos a descartar a los ancianos. Animémoslos para que sueñen, para que como dice el profeta Joel, tengan sueños, aquella capacidad de soñar que nos dé la fuerza de nuevas visiones apostólicas", pidió el Obispo de Roma.
Y, renovando su agradecimiento, el Papa Francisco los alentó a abrirse "con docilidad y humildad a las novedades de Dios", "como hizo María, nuestra madre y maestra en la fe".
(CdM ? RV)