Una excavadora llega a Benetúser y un afectado por la DANA se da cuenta de su realidad: "Lo había perdido todo"

El dominico Antonio Praena relata cómo fue la llegada a la localidad valenciana como voluntario para socorrer a su amigo: "Por mucho que te lo transmitan las redes sociales..."

Redacción Religión

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“Con desesperación preguntaba dónde podía pedir ayuda”. Fueron las palabras que necesitó Antonio Praena para ayudar a su amigo que lo había perdido todo tras el paso de la DANA por la localidad valenciana de Benetúser.

 

El dominico, que es profesor de la Facultad de Teología, fue uno de los primeros voluntarios en llegar a la localidad, que se encuentra a unos ocho kilómetros de su domicilio. En 'Ecclesia al día' ha relatado que tomó la decisión de trasladarse a Benetúser al comprobar cómo un amigo cercano había perdido su casa en un bajo: “Estaba todo completamente inundado, me llegó imágenes desde dentro. Cuando todavía no estaba organizado el voluntariado acudí de manera personal”.

Antonio Praena apenas hizo acopio en su mochila de comida o enseres que pudieran ser de utilidad, y recorrió sin dudarlo los ocho kilómetros que le separaban de la localidad: “Afortunadamente el GPS funcionaba y pude llegar saltando rotondas y vallas”, recuerda Praena.

Las imágenes a las que asistió Antonio Praena como voluntario

Durante las primeras horas después de que la catástrofe natural arrasara con todo, el sentimiento que percibió el dominico entre los vecinos era “de adrenalina” y de “urgencia”. En ese momento la prioridad era “romper cristales para que saliera el agua estancada, quitar las rejas o estorbos que impidieran sacar los muebles, en la misma calle había coches amontonados...”

El estado de shock invadió a los vecinos y voluntarios: “No hubo ocasión de reflexionar. Veías peluches, un coche con la ventana abierta que tuvieron que romper porque en el interior había una silla de niño pequeño, abrir los muebles y que estuviera inundado de agua, la comida a medio preparar...” Unas imágenes, subraya Praena, “que por mucho que te transmitan las redes sociales hasta que no lo ves no lo experimentas”.

Son muchas las preguntas que se pasan por la cabeza de los afectados. Una de ellas dónde está Dios en un momento crítico como el que atraviesan los damnificados. En este sentido, el profesor de Teología considera que las respuestas “se quedan cortas”, pero en la solidaridad “hay una especie de respuesta que va más allá de las teorías”.

“Percibes que al hacer algo, orar y estar con las personas para alentar, experimentas una fuerza del amor que lo débil se hace efectivo y te vas serenando”, ha afirmado.

"El derrumbe emocional de mi amigo fue al tercer o cuarto día"

Además de colaborar en las tareas de limpieza o reconstrucción, lo que demandan los afectados es ayuda espiritual y acompañamiento, como le trasladó Antonio Praena a su amigo. Una cercanía que, apunta, es más necesario con el paso de los días, superada la adrenalina y el shock inicial.

“En el primer momento la adrenalina, la reacción hace que te pongas a lo urgente, pero después vas contemplando las dimensiones. El segundo o tercer día ves lo que realmente ocurre, porque ya la gente había podido sacar de sus casas todo y las calles se convirtieron en escombreras en las que los retratos, detalles personales, colchones, ropas, etc. estaban amontonadas. Es cuando ves la magnitud. El derrumbe emocional de mi amigo era más grande en el momento en el que después de sacarlo todo al tercer o cuarto día llegó una excavadora a llevarse sus cosas, y fue consciente de que lo había perdido todo. No tienes muchas palabras, es estar al lado”, ha expresado el dominico en 'Ecclesia al día'.