Repetir curso por mala conducta pese al buen expediente académico: ¿Podría implantarse en España?

'Ecclesia al día' debate sobre la reforma educativa de Italia que plantea castigar las malas conductas para promover el respeto a los demás y reforzar la autoridad del profesorado

Redacción Religión

Publicado el

3 min lectura

Italia valora de nuevo dar un paso más en la evaluación del comportamiento de los alumnos. La reforma contempla castigar las malas conductas para apelar así a la responsabilidad personal, promover el respeto a los demás y recuperar la autoridad de los docentes. 

A su vez, la ley recoge que pese a que un estudiante tenga un buen rendimiento académico, si suspende la conducta estaría suspenso.

Cuestionada por este asunto, la profesora de Secundaria del colegio San Ignacio de Loyola en Torrelodones (Madrid), Nuria Antón, ha recordado en 'Ecclesia al día' que los alumnos en los centros “reciben una formación integral” en la que no solo se adquieren conocimientos, sino que “se forman como personas para salir preparados a la hora de afrontar la vida”.

De ahí que para la docente, no se pueda separar la conducta de la parte académica, aunque considera que poner una nota numérica a la conducta de los alumnos como sucede en Italia, podría ser difícil de aplicarse en nuestro país: “Son contextos educativos diferentes, en Italia está desde la época de Mussolini. Que evaluemos la conducta requiere un proceso. Tenemos un decreto que recoge las normas de convivencia, unas figuras en los colegios que respaldan esta convivencia y no me atrevo a decir si sería necesario dar un paso más o no”, ha opinado.

"Un profesor será  autoridad cuando sea un modelo de vida para los alumnos"

Sobre si estas reformas educativas podrían redundar en una mayor autoridad del profesor, Nuria Antón considera que esa autoridad no debe ser impuesta por una fuerza superior, sino que es una condición que el profesional debe ganarse cada día “con coherencia, testimonio de vida y autenticidad”.

“El alumno reconoce la autoridad en una persona que para él es una autoridad. Un profesor será verdadera autoridad cuando sea un modelo de vida para los alumnos”, ha subrayado.

En cuanto al refuerzo de los castigos al alumnado, la profesora del colegio San Ignacio de Loyola en Torrelodones está de acuerdo con que cada acto tenga una consecuencia, pero alerta sobre los miedos que pueden activar sobre los chicos.

“Los niños se comportan en función de su madurez. No es lo mismo un niño de cuatro años que otro de quince. Los adolescentes, donde quizás están los episodios más graves en el ámbito escolar, sus funciones ejecutivas no están maduras y no tienen controlados sus impulsos. ¿Eso significa que se les perdone lo que hacen? No, pero estas normas de convivencia solamente tendrán para los alumnos un sentido si entienden que esa norma puede llegar a ser un bien para ellos. Tienen que darse cuenta que siguiendo determinadas normas crecen como persona,”, ha explicado.

Nuria Antón también ha hecho hincapié en que el papel de la escuela no puede limitarse a transmitir conocimientos, sino que es un agente fundamental en la educación y formación integral de la persona "para aprender a convivir y ser un buen ciudadano”.

¿Están las familias implicadas en el proyecto educativo de sus hijos?

En este sentido, ha advertido de que muchos alumnos presentan entornos familiares complicados con carencias importantes ante los que el colegio no puede mirar para otro lado: “Muchos alumnos buscan en la escuela un refugio porque a veces fuera no pueden desarrollar lo que son”, ha apuntado.

Preguntada si las familias están implicadas en el proyecto educativo de sus hijos, Antón considera que sí en su mayoría, pero percibe una falta de información: “Una frase que me duele es cuando unos padres me dicen '¿qué quieres que haga si ya tiene quince años?' Un niño de quince años se puede hacer mucho por él. No hay falta de voluntad, sino de recursos personales de cómo acompañar lo mejor posible a sus hijos que viven en una sociedad que se les escapa”, ha recalcado.