El cardenal Bo lanza en Myanmar un mes de oración por la paz: "Dios nos dice que busquemos el amor"

Desde el golpe de Estado del 1 de febrero, la represión ha dejado más de 700 muertos en Birmania y un informador de la ONU ha cifrado el número de refugiados en más de 250.000

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Vatican News

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Una intensa maratón de oración por la paz en Myanmar. Esto es lo que propone el cardenal Charles Bo, arzobispo de Rangún, la capital del país, a través de un programa semanal.

Durante la primera semana, la invitación es a rezar por la paz; luego, seguirán las intenciones por la justicia, la unidad, el respeto a la dignidad humana y, en conclusión, por la prosperidad.

Monjas en Myanmar


Adoración, rosario y meditación

"Los fieles pueden participar en casa, en la parroquia o en las comunidades religiosas. Además de la adoración eucarística diaria (de 14:30 a 15:30) y del rezo del Rosario diario (de 19 a 20 horas), en cada iglesia se meditarán las frases de Juan Pablo II y también del Papa Francisco "No hay verdadera paz sin equidad, verdad, justicia y solidaridad", explicó el cardenal birmano.

"El mundo nos dice que busquemos el éxito, el poder y el dinero; Dios nos dice que busquemos la humildad, el servicio y el amor", y en palabras del Evangelio, "Bienaventurados los pacificadores porque serán llamados hijos de Dios", añadió.

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Más de 700 muertos y 250.000 desplazados

Asimismo, el cardenal Bo habla con frecuencia del fin de la violencia en el país. El 23 de marzo, a su llamamiento se unieron doce cardenales asiáticos. En una declaración dirigida a los militares; los políticos, los manifestantes, todos los líderes religiosos y la Iglesia, reafirmaron su apoyo al arzobispo de Rangún, que "dirige a su pueblo en la oración a Dios por una rápida resolución del conflicto y para que todos vean el camino hacia una solución, condenando la violencia militar contra civiles inocentes".

Tras la reunión de crisis del 24 de abril con otros líderes del sudeste asiático y el jefe militar birmano, el presidente indonesio Joko Widodo pidió a la junta birmana que pusiera fin a la violencia contra los civiles y restaurara la democracia. Desde el golpe de Estado del 1 de febrero, la represión ha dejado más de 700 muertos en Birmania y un informador de la ONU ha cifrado el número de refugiados en más de 250.000

Igualmente, en la cumbre de la ASEAN se han pedido varios compromisos a la junta, como el cese del uso de la violencia, la liberación de los presos políticos y el fomento del diálogo con todas las partes.