Diego de Pantoja, uno de los primeros misioneros españoles que evangelizó Pekín y abrió China al mundo
La diócesis de Getafe rinde homenaje a este jesuita de Valdemoro en 1571 con motivo del 450 aniversario de su nacimiento
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Pocos lo saben, pero Diego de Pantoja nació en la localidad madrileña de Valdemoro en 1571. Para quien no le suene su nombre, De Pantoja fue un misionero católico que perteneció a la Compañía de Jesús (Jesuita) que llevó el evangelio a China.
Pasó a la historia por ser, junto a San Francisco Javier, uno de los colaboradores más cercanos de Matteo Ricci, el hombre que introdujo el cristianismo en el país asiático. Con motivo del 450º aniversario de su nacimiento, la diócesis de Getafe conmemora esta efeméride, al ser uno de los primeros occidentales en vivir en Pekín durante más de dos décadas. Este lunes, 31 de mayo, la Parroquia Nuestra Señora de la Asunción (Valdemoro) acoge un funeral en español y una conferencia del sacerdote jesuita Wenceslao Soto, experto conocedor de Pantoja y autor de un reciente libro sobre su figura.
Diego de Pantoja se ganó la confianza de la corte imperial china y contribuyó con sus libros en español y en mandarín a que Oriente y Occidente empezaran a conocerse.
El jesuita de Valdemoro se dedicó durante su estancia en China al estudio de su lengua, que aprendió rápidamente, y de los textos clásicos de aquel país, adoptando una nueva metodología de aprendizaje del idioma. De Pantoja cambió su nombre por el de Páng Dí’é y publicó en Pekín nueve obras escritas en chino, entre ellas ‘Las siete victorias qikedaquan’, sobre los siete pecados capitales. En 1602 escribió una carta al provincial jesuita de Toledo, Luis de Guzmán, en la que ofrecía todo un tratado sobre la geografía, la historia, la cultura y los sistemas de gobierno chinos, corrigiendo muchos errores que circulaban sobre el país oriental.
De Pantoja escribió también en mandarín obras como el ‘Tratado de los siete pecados y virtudes’, conservado en la Biblioteca de Pekín; elaboró para el emperador un mapamundi y redactó ‘El mundo fuera de China’, que sirvió a la élite cultural de aquel país para asomarse al exterior.
¿Por qué viajó a China Diego de Pantoja?
El superior de la casa de Alcalá, Luis de Guzmán, fue el ‘responsable’ de que De Pantoja viajara a China. El primero necesitaba información sobre Oriente para completar su obra sobre las misiones. En 1596 embarcó en Lisboa hacia La India junto a un grupo de 18 jesuitas. En Goa (La India) permaneció varios meses, hasta que pudo embarcar al gigante asiático.
La llegada a Macao se produjo el 20 de julio de ese mismo año. Diego de Pantoja pasó dos años en la colonia portuguesa mejorando su formación en teología. Luego fue designado para viajar a Japón, pero la persecución que sufrían los cristianos en el país, hizo que el plan quedase cancelado, siendo finalmente designado a China, donde se reunió con Matteo Ricci. No fue tarea sencilla, ya que la dinastía Ming prohibió la entrada de extranjeros en el país.
De Pantoja logró acceder a China de manera clandestina
Finalmente accedieron en 1599 de manera clandestina, y se dirigieron a Nankín. En 1601 lograron pisar Pekín. A pesar de la prohibición oficial que impedía a los extranjeros entrar legalmente en la China Ming, la idea de Matteo Ricci de que el ofrecimiento de regalos al emperador les permitiría poder quedarse en la corte tuvo éxito. Estos regalos incluían una Biblia, retratos de Jesucristo y la Virgen María, un grabado al aguafuerte de San Lorenzo de El Escorial y dos relojes.
Gracias a esa gran aceptación de los regalos ofrecidos, Ricci y De Pantoja lograron su objetivo de poder instalarse de manera permanente en la ciudad de Pekín. Los jesuitas llegarían incluso a adquirir el derecho de entrar hasta cuatro veces al año en la Ciudad Prohibida.
A partir de ese momento, Diego de Pantoja llevaría el Evangelio por la región de Pekín, propiciando un incremento de la comunidad cristiana en la zona. De Pantoja y Ricci fueron los primeros. Luego se unieron otros, como el Padre portugués Gaspar de Ferreira, al que seguirían otros jesuitas italianos y portugueses.
La postura evangelizadora de Diego de Pantoja
La estrategia de los misioneros jesuitas para la evangelización de China tenía su fundamento en la "política de adaptación". Defendían la idea de que la difusión del catolicismo en Asia debía hacerse por medios pacíficos y acercando la fe y la liturgia católicas a las costumbres y tradiciones orientales. Otros religiosos, por el contrario, abogaron por la conquista militar de China.
Pese a algunas críticas, Diego de Pantoja se mantenía fiel al modelo de catolicismo que le había permitido atraer a muchos chinos a la conversión. El ejemplo más representativo de la política de adaptación es la obra más importante en chino de Diego de Pantoja: el ‘Tratado de los siete pecados y virtudes’, en el que Diego de Pantoja presenta los siete pecados capitales del cristianismo y las correspondientes virtudes, pero lo hace de una manera en que las virtudes coinciden o refuerzan las virtudes clásicas de la ética confuciana, como la benevolencia o el respeto. Además, Pantoja ataca las doctrinas budistas, como la reencarnación, en una época en que el budismo, de origen indio, era aún percibido por las clases dirigentes como una doctrina depravada.