El Documento para la Etapa Continental del Sínodo ya está aquí: "Reúne esperanzas y preocupaciones"

Desde la Secretaría General del Sínodo subrayan que el texto que "no es conclusivo, porque el proceso está lejos de finalizar"

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Santiago Tedeschi Prades

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Día importante este jueves, 27 de octubre, para toda la Iglesia Universal. Día en el que la Santa Sede ha presentado el Documento de trabajo para la Etapa Continental del Sínodo sobre la Sinodalidad (DEC). El Documento es el resultado de los resúmenes de la consulta del Pueblo de Dios en la primera fase del proceso sinodal y estará en el centro del tiempo de escucha, diálogo y discernimiento de las Asambleas Sinodales Continentales.

En la rueda de prensa han participado el cardenal Mario Grech, Secretario General de la Secretaría General del Sínodo, el cardenal Jean-Claude Hollerich, S.I., arzobispo de Luxemburgo y relator general de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los obispos, la profesora Anna Rowlands, profesora asociada de pensamiento y práctica social católica en la Universidad de Durham, el padre Giacomo Costa, S.I., consultor de la Secretaría General del Sínodo y el arzobispo Piero Coda, Secretario General de la Comisión Teológica Internacional.

En la introducción del documento se subraya que en la primera parte de la fase consultiva, “millones de personas de todo el mundo se han implicado en las actividades del Sínodo: algunas participando en las reuniones a nivel local, otras colaborando en la animación y coordinación de las actividades en los distintos niveles, otras ofreciendo el apoyo de sus oraciones […] los verdaderos protagonistas del Sínodo son todas estas personas que han participado […] la sinodalidad dejó de ser un concepto abstracto y adquirió el rostro de una experiencia concreta; saborearon su sabor y quieren seguir haciéndolo”.

En términos de números, la participación “ha superado cualquier expectativa”. Se recibieron las síntesis de 112 de las 114 Conferencias Episcopales y de todas las 15 Iglesias Orientales Católicas, además de las reflexiones de 17 de los 23 dicasterios de la Curia Romana, así como las de los superiores y superioras generales (USG/UISG), los institutos de vida consagrada y las sociedades de vida apostólica, las asociaciones y movimientos de fieles laicos. Se recibieron además más de 1.000 contribuciones de particulares y grupos, así como las opiniones recogidas a través de la redes sociales gracias a la iniciativas del “Sínodo Digital”.

En el documento se afirma además que ningún texto “podría condensar la profundidad de la fe, la vitalidad de la esperanza y la energía de la caridad que desbordan las aportaciones recibidas. Detrás de ella se vislumbra la fuerza y la riqueza de la experiencia llevada a cabo en las diferentes Iglesias, al ponerse en camino y abrirse a la variedad de las voces que han hablado. El sentido del proceso sinodal es el de permitir este encuentro y diálogo, cuya finalidad no es producir documentos, sino abrir horizontes de esperanza”.

En este camino, el DEC encuentra su sentido. Este documento “reúne las esperanzas y preocupaciones del Pueblo de Dios disperso por toda la tierra” y ofrece a las Iglesias locales “la oportunidad de escucharse entre ellas en vista de las Asambleas Continentales de 2023, cuya tarea es elaborar un elenco de prioridades, sobre las que operará el discernimiento de la Primera Sesión de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, que tendrá lugar del 4 al 29 de octubre de 2023”.

Desde la Secretaría General del Sínodo subrayan que este documento “no es conclusivo, porque el proceso está lejos de finalizar; no es un documento del Magisterio de la Iglesia, ni el informe de una encuesta sociológica; no ofrece la formulación de indicaciones operativas, de metas y objetivos, ni la elaboración completa de una visión teológica, aunque incluye el precioso tesoro teológico contenido en el relato de una experiencia: la de haber escuchado la voz del Espíritu por parte del Pueblo de Dios, permitiendo que surja su sensus fidei. Pero también es un documento teológico en el sentido de que está orientado al servicio de la misión de la Iglesia: anunciar a Cristo muerto y resucitado para la salvación del mundo”.

El Documento inicia con un capítulo que ofrece una narración de la experiencia de sinodalidad vivida hasta ahora a partir de la consulta al Pueblo de Dios en las Iglesias locales y del discernimiento de los Pastores en las Conferencias Episcopales: “Traza un esquema, presenta las dificultades encontradas y los frutos más significativos recogidos, identificando las piedras angulares de lo que constituye una auténtica experiencia colectiva de la fe cristiana”.

El segundo capítulo presenta un icono bíblico, la imagen de la tienda que ofrece una clave de interpretación de los contenidos del DEC a la luz de la Palabra de Dios: “Esta tienda es un espacio de comunión, un lugar de participación y una base para la misión”.

Corresponde al tercer capítulo articular las palabras clave del camino sinodal con los frutos de la escucha del Pueblo de Dios: la escucha, el impulso hacia la misión, el compromiso de llevarla a cabo, la construcción de posibilidades concretas para vivir la comunión, la participación y la misión, y la liturgia, fuente y cumbre de la vida cristiana.

El cuarto capítulo lanza una mirada al futuro recorriendo a dos elementos, “ambos indispensables para avanzar en el camino: el espiritual, que contempla el horizonte de la conversión misionera sinodal, y el de la metodología para los próximos pasos de la Etapa Continental”.

La introducción del documento lanza además un mensaje muy claro: “El DEC sólo será comprensible y útil si se lee con los ojos del discípulo, que lo reconoce como el testimonio de un camino de conversión hacia una Iglesia sinodal que, a partir de la escucha, aprende a renovar su misión evangelizadora a la luz de los signos de los tiempos, para seguir ofreciendo a la humanidad un modo de ser y de vivir en el que todos puedan sentirse incluidos y protagonistas. En este camino, la Palabra de Dios es una lámpara para nuestros pasos, que ofrece la luz con la que releer, interpretar y expresar la experiencia vivida”.