Las "Campanas contra el hambre" volverán a sonar en Austria para trasladar la atención ante esta tragedia
Uno de cada tres niños en África sufre desnutrición crónica, con consecuencias irreversibles en su crecimiento físico e intelectual, señala Cáritas Austria
Publicado el - Actualizado
2 min lectura
820 millones de personas en el mundo - una de cada nueve - pasan hambre en el planeta, y en el último año el fenómeno ha vuelto a aumentar debido a las restricciones impuestas por la pandemia de la covid-19. Esto es especialmente cierto en África, donde la crisis del coronavirus se suma a los numerosos conflictos que afligen al continente y a los desastrosos efectos del cambio climático en las cosechas.
Por ese motivo, por cuarta vez en lo que va del año, Cáritas Austria junto a la Conferencia Episcopal de Austria vuelven a hacer sonar las campanas el próximo 30 de julio para trasladar la atención ante la tragedia del hambre en el mundo.
Campanas durante cinco minutos para llamar la atención sobre el hecho de que cada día miles de hombres, mujeres y niños siguen muriendo de hambre o de sus consecuencias. Es lo que ocurrirá en todas las iglesias austriacas el 30 de julio a las 15 horas, la hora de la muerte de Jesús, gracias a la iniciativa promovida por cuarta vez este año por Cáritas Austria, con el apoyo de la Conferencia Episcopal Austriaca (Öbk).
Uno de cada tres niños en África sufre desnutrición crónica
Uno de cada tres niños en África sufre desnutrición crónica, con consecuencias irreversibles en su crecimiento físico e intelectual, señala Cáritas Austria. Por lo tanto, es imperativo no abandonar a las personas que viven con hambre y luchan por sobrevivir cada día. "Glockenläuten gegen den Hunger", el título de la campaña, pretende ser, por tanto, un signo de solidaridad, pero también una llamada a la acción y al compromiso en favor de quienes padecen hambre.
"Vivimos en un mundo en el que el hambre sigue siendo, en gran medida, una amarga realidad y debemos ayudar allí donde podamos hacerlo", dijo el Arzobispo Franz Lackner, Presidente de la Conferencia Episcopal Austriaca. Según el arzobispo de Salzburgo, el tañido de la campana es un estímulo para la reflexión: sirve para llamarnos a la oración y "para sacarnos de nuestra rutina diaria, a menudo autorreferencial, trasladando nuestra atención a lo que ocurre a nuestro alrededor y en el mundo".