El misionero que va casa por casa repartiendo rosarios en la Amazonía

El agustino recoleto y misionero Manuel Fernández trabaja cada día por evangelizar la ciudad de Portel en la Amazonía

El misionero que va casa por casa repartiendo rosarios en la Amazonía

Redacción Religión

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El agustino recoleto Manuel Fernández trabaja en la pequeña ciudad de Portel en la Isla de Marajó -Amazonía-. Su zona incluye 112 comunidades dispersas a las que sólo se puede acceder tras horas en barco. Con el telón de fondo del Sínodo sobre la Amazonía ha contado en el portal Religión en Libertad que la prioridad es la evangelización de un pueblo bautizado pero no evangelizado: formar a los laicos y crear comunidades vivas. Para eso hace falta una catequesis permanente que no termina al recibir los sacramentos.

En ese sentido reconoce la aportación de realidades eclesiales como la Renovación Carismática o el Camino Neocatecumenal. Se trata de llegar a las personas y quedarse con ellas, porque en cuanto la Iglesia abandona a estas comunidades, son presa fácil para las sectas, que ya alcanzan a casi la mitad de la población.

En este Mes Misionero el P. Manuel y sus compañeros van a ir casa por casa llevando una Biblia católica y un rosario, explicando qué significa ser cristiano y pertenecer a la Iglesia Católica. En su tarea el barco es una herramienta indispensable y por eso han comprado una lancha que les permitirá llegar a unas 40 comunidades en media hora, de modo que al menos los domingos puedan celebrar allí la Misa.

La misión real

Un gesto misionero de primer orden es la adoración y procesión del Santísimo. En la Cuaresma de 2018 se habían producido 15 asesinatos en una población que apenas llega a los 60.000 habitantes. Entonces comenzaron con Adoración al Santísimo día y noche durante una semana en cada iglesia de la ciudad, hasta el domingo en que era llevado en procesión hasta la siguiente iglesia, y así toda la Cuaresma. Durante todo ese periodo no hubo asesinatos.

Pero también hay otros milagros cotidianos. Hace poco los agustinos recoletos han podido abrir un comedor al que acuden diariamente más de 100 niños, y gracias a la ayuda que llega desde España, a través de su ONG ARCORES, atienden también a 192 familias con necesidades. También usan el deporte para sacar a los jóvenes de la calle y les ofrecen nuevas oportunidades a través de talleres y enseñándoles a cultivar la tierra.

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