Mónica Santamarina: “Creo que las mujeres tenemos derecho a un papel más importante”

La mexicana es la nueva presidenta de la organización femenina católica más grande del mundo, la UMOFC reconocida por la Santa Sede como asociación pública internacional de fieles

Mónica Santamarina: “Creo que las mujeres tenemos derecho a un papel más importante”

Ángeles Conde

Publicado el - Actualizado

6 min lectura

es la nueva presidenta de la organización femenina católica más grande del mundo, la

UMOFC, reconocida por la Santa Sede como asociación pública internacional de fieles. Una Unión que cada vez está más profesionalizada y tiene mayor protagonismo en la vida de la Iglesia a través de sus miembros, las mujeres. «¡Qué mejor que nos escuchen a través de nosotras mismas, en lugar de que interpreten lo que pensamos o necesitamos!», explica el nuevo rostro al frente de esta organización que representa a 8 millones de mujeres en el mundo.

«

. Tenemos que ser más valientes y tenemos que formarnos más. A veces no nos dejan, pero tenemos que buscar oportunidades para formarnos, para estar más preparadas para participar adecuadamente en la vida de la Iglesia. Y pedirlo, no a gritos, pero fuerte y respetando, en un clima de sinodalidad. Creo que tenemos derecho a un papel más importante». Quien se expresa con tal convicción sobre el rol de las mujeres en la vida de la Iglesia es

.

Durante los próximos cuatro años, esta mexicana será el rostro visible de la Unión Mundial de Organizaciones Femeninas Católicas (UMOFC), organización que representa a unas 8 millones de mujeres de unos sesenta países. Será también quien dé continuidad al trabajo de la mayor asociación católica de mujeres en el mundo, que nació en 1910 de la mano de algunas visionarias que unieron organizaciones de distintos países para que su voz tuviera más fuerza. Si bien hay otros movimientos de mujeres católicas, solo la UMOFC ha sido reconocida por la Santa Sede como asociación pública internacional de fieles. Santamarina confiesa que se siente algo asustada por la responsabilidad que supone este cargo, pero se apoya en el equipo que conoce bien, puesto que hasta ahora era tesorera, «y en el Espíritu Santo de la mano de Jesús y de María» para llevar a cabo su mandato.

“El Papa nos animó a seguir trabajando”

Mónica Santamarina indica a Ecclesia que, entre sus retos, está el de perpetuar el buen trabajo hecho hasta

la fecha y las iniciativas de un proyecto nacido en 2021 y que cuenta con la bendición del

y es el Observatorio Mundial de las Mujeres. «

», explica sobre la audiencia que la UMOFC mantuvo con el Santo Padre el pasado 13 de mayo, antes de la asamblea en Asís de la que ella salió como presidenta.

Este Observatorio es «un instrumento que nos permite dar visibilidad a las mujeres, especialmente a las más vulnerables, que nos permite inspirar y generar estrategias pastorales y fomentar sinergias con organizaciones de la sociedad civil». Con este proyecto, por ejemplo, la UMOFC en colaboración con el CELAM, elaboró una gran investigación sobre el impacto de la pandemia en las mujeres latinoamericanas y caribeñas que reveló que la violencia contra ellas había aumentado. «

», apunta la presidenta de la UMOFC, organización que también tiene representantes internacionales en la FAO, Unesco, ECOSOC, el Consejo de Derechos Humanos de la ONU y el Consejo de Europa.

El Observatorio además se ha adentrado con una investigación en el continente africano a través de una encuesta a 10.680 mujeres de 37 países. El estudio reveló la necesidad de poner freno a la violencia doméstica y económica, al fenómeno de la trata, a los matrimonios forzados y a la falta de acceso a la educación.

“Para todas las mujeres”

«Nuestro Observatorio es para todas las mujeres: católicas, no católicas, de cualquier raza, de cualquier religión y de cualquier ideología. Nos estamos deteniendo en analizar la realidad». Y lo que han analizado hasta ahora arroja que la situación para las mujeres no es buena en muchos aspectos porque la violencia de todo tipo y la discriminación se ceba con ellas. Santamarina sostiene que el cambio de rumbo ha de ser cultural y no pude olvidar al hombre porque «hay que formarlos desde niños para que se cree una cultura donde haya respeto mutuo».

Ese respeto pasa por restituir a las mujeres la voz propia y los espacios de participación, para empezar en la Iglesia. La presidenta de la UMOFC dice que este deseo es un denominador común en las mujeres de todos el mundo: «

».

Santamarina apunta como causa de este clericalismo una misoginia cultural que ella misma ha vivido en carne propia: «Todavía tenemos un clericalismo fuerte. Yo que he trabajado toda mi vida en Acción Católica, nosotros dependemos de la jerarquía de la Iglesia y directamente de los párrocos. Y sí, puedo decir que a lo largo de mis ya muchos años he vivido todo tipo de experiencias. Y veo lo que las mujeres en las parroquias, en los pueblos, todavía batallan con los asistentes eclesiásticos.

».

“Este Sínodo está ayudando mucho”

Por su experiencia como parte de la UMOFC desde mediados de los 90 y como mujer de Iglesia, asegura que es el momento de reconocer que las mujeres pueden enriquecer la Iglesia si se les deja ocupar su espacio, «desde su propia misión» porque «somos corresponsables». «

», afirma sin medias tintas. Por ello, celebra los pasos que se van dando como la decisión del Papa de permitir que los laicos, es decir, las mujeres, voten en la próxima Asamblea sinodal: «

».

A lo largo de su historia la UMOFC se ha ido abriendo paso entre la maleza de la discriminación albergando en su seno a auténticas luchadoras como

, presidenta de la UMO- FC desde 1961 hasta 1974. En un mundo y una Iglesia todavía más masculina que la actual, Pilar fue la única mujer laica auditora en el Concilio Vaticano II que formó parte de la comisión que preparó

. Para Mónica Santamarina, Pilar es una fuente de inspiración, así como otras mujeres anónimas que hoy en día forman parte de la Unión. «

. Me inspiro en los millones de mujeres que viven circunstancias difíciles. Tenemos incluso muchas mujeres de nuestro consejo, por ejemplo, que no pudieron llegar a la Asamblea en Asís porque les negaron el visado».

“Trabajar por la libertad”

El relevo en la UMOFC es otra de las preocupaciones de la nueva presidenta que se ha propuesto trabajar para que haya una presencia joven transversal en la Unión ayudando a las organizaciones que la componen a tener los instrumentos necesarios «para acercarnos a las mujeres jóvenes, que están muy faltas de esperanza, de orientación, de contar con algo firme en este mundo tan difícil y cambian- te». Por eso, dice que la misión de la UMOFC es acercarse a ellas, salir a buscarlas y no esperar a que se acerquen a la Iglesia.

Misión tienen por delante. «Trabajar por la libertad; seguir promoviendo la libertad religiosa como un principio básico de la fraternidad humana; trabajar para paliar la crisis alimentaria y por esa conversión ecológica que tanto urge; el gozo del camino de la familia y de la maternidad y de la paternidad que se ha perdido; construir un futuro con migrantes y refugiados; trabajar por esa conversión sinodal y por la formación y participación de las mujeres. Son muchos retos los se decidieron en la asamblea. Pero bueno, creo que, con la profesionalización y la integración de las jóvenes, vamos a avanzar, vamos a avanzar como lo hemos hecho», concluye la nueva presidenta de la UMOFC.