¿Sabes qué pasará el próximo 4 de marzo en el Consistorio convocado por el Papa Francisco?

El Santo Padre, junto al resto de cardenales, decidirán la fecha de canonización de tres beatos, cuyos decretos fueron autorizados por el Pontífice a lo largo del mes de febrero

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Eva Fernández Huéscar

Roma - Publicado el - Actualizado

5 min lectura

El viernes 4 de marzo el Papa Francisco presidirá una reunión con los cardenales durante la que se dará el último paso necesario para que sean canonizados tres beatos: el sacerdote holandés Tito Brandsma, asesinado a los 61 años, mediante una inyección de ácido fénico en el campo de concentración de Dachau, y dos religiosas fundadoras: María Rivier, fundadora de la Congregación de las Hermanas de la Presentación de María, y María de Jesús, fundadora de la Congregación de las Hermanas Capuchinas de la Inmaculada de Lourdes.

Las reuniones de cardenales se llaman “consistorios” y son de dos tipos. Los “ordinarios” reúnen a los residentes en Roma y son ceremoniales. Por ejemplo, para anunciar la fecha de canonización de un nuevo santo. En un Consistorio Ordinario Púbico el Papa convoca a los cardenales para determinar solemnemente la canonización de los Beatos que se presentan.

A los consistorios “extraordinarios” se convoca a los cardenales de todo el mundo. La frecuencia y duración de los consistorios extraordinarios depende de lo que juzgue oportuno cada Papa. Suelen celebrarse cada uno o dos años, cuando se ve necesario renovar el número de cardenales que por edad ya no podrían entrar a formar parte de un futuro cónclave.

Por regla general el número total de purpurados suele superar los doscientos, pero los que de verdad cuentan son los aproximadamente ciento veinte cardenales electores con menos de ochenta años, la edad a la que dejan sus cargos y responsabilidades.

¿Cómo se realizará el próximo Consistorio Ordinario Público?

El Papa Francisco junto al resto de cardenales decidirán la fecha de canonización de estos tres beatos, cuyos decretos fueron autorizados por el Pontífice a lo largo del pasado mes de noviembre y diciembre. La cita será a las 10.30 horas, en el Palacio Apostólico, y antes de comience, como símbolo de unión y fraternidad celebrarán todos juntos la Hora Tercia.

Lo primero que hará el Papa será leer una oración introductoria, a continuación, el Prefecto de la Congregación de la Causa de los Santos, el cardenal Marcello Semeraro, leerá una breve relación sobre la vida y milagros de los Beatos ante el Santo Padre.

En una ceremonia, siempre emocionante, el Pontífice declara con la máxima autoridad, y contando con el acuerdo unánime de los Cardenales, que puede procederse a la Canonización de los Beatos presentados. Se trata, por lo tanto, de una declaración en la que el Papa actúa como Pastor Universal de la Iglesia.

En el trnascurso de esta declaración solemne, el Papa señala la fecha de la celebración de la ceremonia de Canonización y los protonotarios apostólicos presentes levantan el Acta, que se publicará en el Acta Apostolicae Sedis.

El Decreto de Canonización es el documento público por el que se declara Santo a un Beato. Está firmado por el Romano Pontífice, con fecha del día de la ceremonia de Canonización.

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El Consistorio Ordinario público más famoso de la historia

El 11 de febrero de 2013 Benedicto XVI sorprendía al mundo con un anuncio histórico, pronunciado precisamente durante el consistorio para la canonización de los mártires de Otranto. Se suponía que iba a ser un consistorio como tantos otros, pero Benedicto XVI comenzó a hacer una declaración en latín, sobre la que que tan sólo una periodista italiana de la agencia Ansa alcanzó a entender su trascendencia. Fue ella quien difundió la noticia que daría la vuelta al mundo.

Este fue el mensaje de Benedicto XVI en aquel Consistorio histórico:

Queridísimos hermanos,

Os he convocado a este Consistorio, no sólo para las tres causas de canonización, sino también para comunicaros una decisión de gran importancia para la vida de la Iglesia. Después de haber examinado ante Dios reiteradamente mi conciencia, he llegado a la certeza de que, por la edad avanzada, ya no tengo fuerzas para ejercer adecuadamente el ministerio petrino. Soy muy consciente de que este ministerio, por su naturaleza espiritual, debe ser llevado a cabo no únicamente con obras y palabras, sino también y en no menor grado sufriendo y rezando. Sin embargo, en el mundo de hoy, sujeto a rápidas transformaciones y sacudido por cuestiones de gran relieve para la vida de la fe, para gobernar la barca de san Pedro y anunciar el Evangelio, es necesario también el vigor tanto del cuerpo como del espíritu, vigor que, en los últimos meses, ha disminuido en mí de tal forma que he de reconocer mi incapacidad para ejercer bien el ministerio que me fue encomendado. Por esto, siendo muy consciente de la seriedad de este acto, con plena libertad, declaro que renuncio al ministerio de Obispo de Roma, Sucesor de San Pedro, que me fue confiado por medio de los Cardenales el 19 de abril de 2005, de forma que, desde el 28 de febrero de 2013, a las 20.00 horas, la sede de Roma, la sede de San Pedro, quedará vacante y deberá ser convocado, por medio de quien tiene competencias, el cónclave para la elección del nuevo Sumo Pontífice.

Queridísimos hermanos, os doy las gracias de corazón por todo el amor y el trabajo con que habéis llevado junto a mí el peso de mi ministerio, y pido perdón por todos mis defectos. Ahora, confiamos la Iglesia al cuidado de su Sumo Pastor, Nuestro Señor Jesucristo, y suplicamos a María, su Santa Madre, que asista con su materna bondad a los Padres Cardenales al elegir el nuevo Sumo Pontífice. Por lo que a mi respecta, también en el futuro, quisiera servir de todo corazón a la Santa Iglesia de Dios con una vida dedicada a la plegaria.