La guerra, las crisis migratorias o la defensa de la vida: Estos son los primeros mensajes del Papa en la JMJ

Después de escuchar el primer discurso de Francisco en Lisboa, es inevitable recordar el histórico discurso de san Juan Pablo II en Santiago de Compostela en su viaje de 1982

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Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Son días agotadores, pero muy gratificantes. Hay que ver la energía y vitalidad que tienen nuestros jóvenes que son los verdaderos protagonistas de estos días. Continúa la Jornada Mundial de la Juventud que se está celebrando en Lisboa donde el Papa llegaba este miércoles.

En sus primeras palabras, dirigidas a las Autoridades, la Sociedad Civil y al Cuerpo Diplomático, Francisco quiso recordar los problemas que aprietan al mundo de hoy como la guerra, la falta de diálogo, las crisis climáticas y migratorias o la defensa de la vida. Y consciente del desafiante y delicado momento que atravesamos, quiso entrar en diálogo con Europa: “¿hacia dónde navegas? ¿Qué camino sigues?”

Es inevitable recordar el histórico discurso de san Juan Pablo II en Santiago de Compostela en su viaje de 1982, y el reto que entonces lanzó al viejo continente: “¡Europa, vuelve a encontrarte, se tu misma!”. Pero también, el sueño de fraternidad que soñaron los padres fundadores de Europa. Sueños que también Francisco manifestaba en voz alta, el de una Europa que “utilice su ingenio para apagar focos de guerra y encender luces de esperanza”, que sepa “ir más allá de las necesidades de lo inmediato” y que incluya “a los pueblos y las personas, sin perseguir teorías ni colonizaciones ideológicas”.

La fuerza que le falta a la Iglesia

Estos días en que Lisboa se llena de la vida y la alegría que desprenden los cientos de miles de jóvenes que llenan sus calles, uno se da cuenta de que no podemos permanecer impasibles ante lo que ocurre porque la esperanza que traen las nuevas generaciones es responsabilidad de todos. Lisboa invita a mirar de frente a unos jóvenes dispuestos a construir, a derribar muros y caminar juntos. Quizá esta sea la fuerza que le falta a la Iglesia. Quizá sea el momento de confiar “en que Jesús continúa tendiendo la mano” ante la resignación y el pesimismo, como recordaba el Papa en su encuentro con la Vida Religiosa, este miércoles, a la que invitó a recuperar la pasión por la evangelización.

Algo que sin duda debemos hacer en clave de fraternidad. Y de eso, nuestros jóvenes, nos están dando una bonita lección. Ellos son esas semillas que la Pastoral de Juventud ha ido sembrando y regando gota a gota. Esos brotes verdes a los que se refería esta semana el presidente de la Conferencia Episcopal Española, el cardenal Juan José Omella, sorprendido por esa contagiosa alegría que traen en sus mochilas los jóvenes. No es para menos. En unos días esta experiencia llegará a todos los rincones del mundo. Una maravillosa oportunidad que nos invita, diez años después de aquel ‘¡Hagan Lío!’ en la JMJ de Río, a seguir haciendo camino.