Adiós a Constantino, el último rey de Grecia: Así ha sido el solemne funeral ortodoxo en Atenas

“Su Majestad, marido, padre, abuelo, campeón olímpico… Para todos los que nos hemos congregado aquí para darte el último adiós y los que no han podido estar… Padre, este no es el final. Siempre vivirás en nuestros corazones y en nuestras mentes”. Estas han sido las primeras palabras de Pablo de Grecia, hijo del fallecido exrey Constantino, que murió el pasado 10 de enero a los 82 años.

Constantino II, el que fuera último rey de Grecia y hermano de la reina Sofía, ha recibido este 16 de enero su último adiós en Atenas. Precisamente, tras asistir al funeral del Papa Benedicto XVI, la reina emérita se desplazó hasta su tierra natal para estar cerca de su hermano ya gravemente enfermo. La familia del antiguo monarca y representantes de toda la realeza europea han asistido al funeral en l catedral Metropolitana de la capital helena. Entre ellos, Felipe VI y Letizia y el rey emérito Juan Carlos, además de Sofía. Antes de la ceremonia, miles de personas han acudido a la capilla ardiente, situada en la capilla de Ayios Eleftherios, contigua a la catedral, y que ha estado abierta durante cuatro horas.

La familia, valor fundamental

“La familia fue un valor fundamental para ti y nuestra madre. Creaste una gran familia unida por el amor y un gran sentido de amor hacia el país. En este día, todos nosotros somos el futuro de tu familia. Aquí en la madre patria y en todo el mundo. Mi fuerza está en el amor del pueblo, ese siempre ha sido tu lema y la guía principal de nuestra familia”, ha dicho ante los restos mortales de su padre, el ahora jefe de la Casa Real griega.

Ha sido el arzobispo Hieronymos, el encargado de oficiar la misa exequial ortodoxa, que se ha colocado en la Puerta Hermosa mientras que a la derecha e izquierda se colobana los sumos sacerdotas sinodales, miembros del Santo Sínodo Permanente. La visión ortodoxa de la iglesia se centra en la resurrección de Jesús, por lo que esperan que toda la humanidad resucite con él algún día. De esta manera, la vida y la muerte son parte de un mismo proceso, entendiendo la muerte como un paso para llegar a un estado superior de existencia. Es por esto que todo el rito funerario desde antes del fallecimiento están completamente ligados a la resurrección como eje de la fe ortodoxa.

La primera parte de la celebración, el Trisagio, es un himno en honor de la Santísima Trinidad, en el que se recitan versículos del salmo 119. Después le han seguido las Alabanzas (Evlogetaria), el Kontakion e himnos durante este parte el arzobispo pone incienso sobre el altar, los icones y el fallecido.

Es en ese momento cuando se pronuncian los himnos Idiomela cantados en los ocho tonos. Después, la lectura de san Pablo a los Tesalonicenses y las letanías y oraciones de despedida con el beso de la paz. El arzobispo ha invitado a besar al difunto en señal de despedida mientras el coro ha acompañado con los cantos. En último lugar, el oficiante ha ungido el cuerpo con los santos óleos y con tierra haciendo la señal de la cruz sobre él.

Más de 200 invitados

Antes de trasladar el féretro, los hijos de Constantino de Grecia han retirado las condecoraciones, entre las que se encuentra su medalla de oro consiguida en los Juegos Olímpicos de Roma de 1960, que han dado a los nietos del exrey.

A continuación, los restos sin vida del útlimo rey de los helenos han salido de la Catedral seguidos por su familia y ante los vítores de los ciudadanos que se agolpaban en los aledaños y han sido trasladados a Tatoi, donde serán enterrados. Además de los reyes españoles, se encontraban entre los cerca de 200 invitados, Carlos Gustavo y Silvia de Suecia, Margarita de Dinamarca o Haakon y Mette-Marit de Noruega. El gobierno griego también ha estado representado y además de la ministra de Cultura, Lina Mendonis, ha acudido el vicepresidente, Panagiotis Pikrammenos, y otras personalidades del mundo de la política.