Alemania: La presidencia del Camino Sinodal responde a la declaración de la Santa Sede
Bätzin y Stetter-Karp lamentan «la falta de comunicación directa» con Roma y dicen que siempre quedó claro que las resoluciones «no tienen efecto legal por sí mismas»
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La presidencia del Camino Sinodal ha respondido a la declaración de la Santa Sede de este jueves, 21 de julio, en la que se hace constar que la Vía Sinodal alemana «no tiene el poder de obligar a los obispos y a los fieles a adoptar nuevas formas de gobierno y nuevas orientaciones doctrinales y morales». La nota vaticana, de solo diez líneas, señala que «no sería admisible introducir nuevas estructuras o doctrinas oficiales en las diócesis antes de que se haya alcanzado un acuerdo a nivel de la Iglesia universal», dado que ello «constituiría una violación de la comunión eclesial y una amenaza para la unidad de la Iglesia».
Roma, por último, indica que se debe «mantener la comunión» y hacer desembocar las propuestas «en el proceso sinodal por el que transita la Iglesia universal, para contribuir al enriquecimiento mutuo y dar testimonio de unidad».
No hay «un camino especial alemán»
En su declaración de respuesta, emitida unas horas después de la comunicación vaticana, la presidencia del Camino Sinodal manifiesta que, en efecto, tal y como recogen los estatutos y el reglamento interno del propio proceso, «las resoluciones aprobadas por la Asamblea Sinodal no tienen efecto legal por sí mismas», y que «la autoridad de la Conferencia Episcopal y de cada uno de los obispos diocesanos para dictar normas jurídicas y ejercer su magisterio dentro de sus respectivos ámbitos de competencia no se ve afectada por las resoluciones».
La doctora Irme Stetter-Karp, presidenta del Comité Central de los Católicos Alemanes (ZdK), y el obispo Georg Bätzing, presidente de la Conferencia Episcopal, confirman la disposición de la Iglesia alemana a contribuir «al proceso sinodal de la Iglesia universal», como se les pide, e insisten en que no hay un «camino especial alemán». Ahora bien, consideran un deber exponer claramente dónde creen que hay necesidad de cambios en la Iglesia y recuerdan que la Vía Sinodal es consecuencia del estudio sobre el «Abuso sexual de menores por parte de sacerdotes, diáconos y religiosos católicos en el ámbito de la Conferencia Episcopal» (Estudio MHG). En la búsqueda de soluciones a la crisis, dicen, «percibimos que los problemas y cuestiones que hemos nombrado son similares en todo el mundo».
Iniciado en 2019, el Camino Sinodal alemán está debatiendo fundamentalmente sobre cuatro temas: el ejercicio del poder, el sacerdocio, las mujeres en la Iglesia y la sexualidad. Sus integrantes, obispos, sacerdotes y laicos, se reunirán en septiembre en Frankfurt en una nueva asamblea en la que está previsto adoptar resoluciones definitivas.
«Asombro» y malestar
La presidencia del Camino Sinodal no oculta su disgusto y malestar por la nueva declaración vaticana. Recuerda que siempre ha buscado trabajar con la Sede Apostólica y que el nuncio en el país está invitado a participar en los trabajos «como observador permanente». E insiste, asimismo, en que desde el inicio del proceso, se han «esforzado por encontrar vías de comunicación directa con las instancias romanas».
«En nuestra opinión —lamentan Bätzing y Stetter-Karp— «este sería el lugar adecuado para estas aclaraciones. Desgraciadamente, la Comisión Sinodal no ha sido invitada a una discusión hasta la fecha. Lamentamos con irritación que esta comunicación directa no haya tenido lugar todavía. A nuestro entender, ¡una Iglesia sinodal es otra cosa!».
Por último, los copresidentes expresan su «asombro» con respecto a la nota de ayer. «No es un buen ejemplo de comunicación dentro de la Iglesia si se publican declaraciones sin firma», manifiestan antes de subrayar su interés por «una pronta discusión con el mayor número posible de autoridades dentro de la Curia Romana».
Textos sobre el poder en la Iglesia
Las referencias vaticanas a que el Camino Sinodal «no tiene el poder de obligar» a obispos y fieles a «adoptar nuevas formas de gobierno», y a la introducción de «nuevas estructuras de gobierno», sale al paso de las disposiciones que estipulan los documentos de reforma germanos sobre el ejercicio del poder en la Iglesia. En ellos se afirma que «es necesario un cambio en las estructuras de poder (…) en aras de una inculturación exitosa en una sociedad libre y democrática basada en el estado de Derecho». Se insta, por ello, a cada obispo a establecer «estructuras vinculantes de participación y codeterminación de los fieles» y a «tomar decisiones en interacción vinculante con los órganos sinodales de la diócesis».