Carta del prelado
90 años de la fundación del Opus Dei
Mons. Fernando Ocáriz invita a los fieles de la Prelatura a valorar los dones de Dios y a darle gracias.
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En una carta fechada ayer con motivo del 90 aniversario de la fundación de la Prelatura Personal del Opus Dei y la Santa Cruz, el prelado, Mons. Fernando Ocáriz, recuerda a san Josemaría, el fundador, y asegura que “la alegría con que celebramos este aniversario es, a la vez, acción de gracias a Dios, que enriquece continuamente a su Iglesia con dones y carismas. Ante nuestro Padre se abría un panorama inmenso: cooperar a la reconciliación del mundo entero con Dios, a través del trabajo profesional y de las demás circunstancias de la vida ordinaria”.
Mons. Ocáriz también reflexiona en su escrito sobre la presencia de Dios en la fundación del Opus Dei. “Es Él quien fundó su Obra, y quien la sigue llevando adelante. San Josemaría puso lo que estaba de su parte: una oración intensa, una lucha interior decidida y una infatigable iniciativa apostólica. Sin embargo, tuvo siempre la convicción de que toda esa fuerza que lo impulsaba a servir a las almas venía de Dios. La primacía de la gracia de Dios es igualmente real en toda vida cristiana, en la vida de cada una y de cada uno”.
“Además de considerar el don de Dios, renovemos nuestro agradecimiento porque ha querido contar con nosotros para hacernos colaboradores suyos, a pesar de nuestra poquedad”, señala el prelado del Opus Dei, que también afirma que “Dios cuenta también con nuestra correspondencia diaria, hecha de cosas pequeñas que se engrandecen por la fuerza de su gracia. Y así, dedicamos nuestros mejores esfuerzos a buscarle en nuestro trabajo, a servir a las personas que nos rodean, procurando mirarlas y amarlas como Él”.
En su escrito, monseñor Fernando Ocáriz también recuerda la cercanía del Sínodo de los Obispos sobre los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional. “Sigamos rezando, pidiendo luces e impulso para que el mensaje de Jesús continúe llegando a muchos chicos y chicas, y se decidan a seguirle generosamente por los distintos caminos que existen en la Iglesia. La cercanía de este evento eclesial con el aniversario de la Obra nos puede ayudar a ver nuestra propia personal vocación con una renovada ilusión, propia de un corazón joven y enamorado. Nuestro Fundador no perdió nunca esa juventud de alma. Si permanecemos unidos al Señor, seremos siempre jóvenes, y Él seguirá haciendo la Obra, siempre antigua y siempre nueva, en los diferentes lugares, culturas y tiempos”, explica el prelado.
“Para una vida humana, noventa años son muchos; en cambio para la Obra son ciertamente pocos. Seguimos en los comienzos: que esto nos sirva como un recuerdo del don que hemos recibido y de la hermosa misión que Cristo ha puesto en nuestras manos”, concluye Mons. Ocáriz.