Anthony Poola, un «intocable» en el colegio de cardenales
El arzobispo de Hyderabad, de 61 años, se convertirá el próximo mes de agosto en el primer dalit en recibir la púrpura cardenalicia
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Si los cardenales son los «príncipes de la Iglesia», en el cónclave que elegirá al próximo Papa habrá uno que de «príncipe» no tiene nada. Al menos, en su país natal, la India. Se trata del arzobispo de Hyderabad, Anthony Poola, quien el próximo 27 de agosto se convertirá en el primer purpurado «dalit», o «intocable», en la bimilenaria historia de la Iglesia.
Monseñor Poola pertenece al más marginado de los grupos sociales en el sistema de castas del hinduismo, aquel cuyo mero contacto contamina y convierte en impuro, de ahí lo de «intocables». El sistema de castas, como es sabido, fue oficialmente abolido por la Constitución india en 1950, pero en la práctica está muy presente en la sociedad, sobre todo en las zonas rurales. Los dalit en general, y los dalit cristianos en particular, siguen sufriendo hoy marginación. Y eso, pese a las políticas de inclusión y discriminación positiva.
La presencia del arzobispo de Hyderabad en la lista de 21 nuevos purpurados —16 de ellos electores— anunciada por el Papa Francisco el pasado domingo, es toda una sorpresa y al mismo tiempo una gran noticia para aquella comunidad, a la que pertenecen alrededor del 65% de los cristianos de la India. Así lo ha reconocido el propio interesado en declaraciones a la agencia AsiaNews. «Soy un dalit, así que esto es una buena noticia para los católicos dalit y para toda la Iglesia de la India».
El cardenal electo dice que se enteró de su designación por «algunas personas» que le «hablaron del anuncio del Santo Padre». «Es la voluntad de Dios que acepto con humildad: no soy digno», indica antes de agradecer al Papa la confianza depositada en él.
Una designación con trasfondo
La designación, no obstante, tiene trasfondo. Y este no es otro que las quejas de los dalit cristianos contra la propia Iglesia por la falta de promoción de sus sacerdotes al episcopado. La controversia no es nueva, viene de lejos, pero en los últimos tiempos se ha intensificado.
El último episodio tuvo lugar el pasado mes de marzo, tras la elección por el Papa del obispo Francis Kalist, residencial de Meerut (Uttar Pradesh, norte del país), como nuevo arzobispo de Pondicherry-Cuddalore, una diócesis del Estado de Tamil Nadu, en el sur, en donde hasta el 75% de los católicos son «parias».
La comunidad cristiana dalit, organizada en el Movimiento Cristiano de Liberación Dalit (DCLM, por sus siglas inglesas), había solicitado un pastor dalit para la sede, pero Roma desoyó la petición. Y ello fue acogido con protestas y nuevas acusaciones de discriminación. El nuncio en el país, el italiano Leopoldo Girelli, explicó que su trabajo consistía en «verificar la integridad sacerdotal» de los candidatos al ministerio episcopal «sin hacer ninguna distinción basada en la etnia, la casta, la lengua o la condición social». Pero no sirvió de mucho. A finales de abril, a la llegada de monseñor Kalist para la toma de posesión, las aguas aún seguían revueltas, hasta el punto de que la primera misa del nuevo arzobispo en su nueva sede fue contraprogramada con una manifestación.
El DCLM denuncia que la Iglesia también está marginando y excluyendo a los dalit. Y la prueba, dice, es que solo una de las 18 diócesis que hay en el Estado de Tamul Nadu cuenta con un obispo «intocable». En el conjunto del episcopado, el porcentaje de prelados de la casta más baja es del 10%, según sus datos.
El malestar acumulado ha hecho que esta vez el Movimiento haya anunciado su intención de buscar justicia en los tribunales. «Hemos perdido la confianza en la autoridad religiosa católica», ha argumentado en un comunicado. «Por eso, a partir de ahora, plantearemos la cuestión ante el gobierno y ante las autoridades constitucionales del país, denunciando la discriminación por motivo de casta. Durante décadas evitamos hacerlo, pero la prudencia ha demostrado ser perjudicial para nuestra causa. También escribiremos a la Corte Suprema de la India para plantear este asunto serio».
En su pliego de cargos, el organismo que preside M. Mary John habla incluso de «traición a Jesús». «Es hora —dice— de que la jerarquía católica india pida perdón a los dalit por la discriminación que han sufrido durante siglos, y tenga gestos de reparación adecuados. Pedimos al Papa que venga pronto a la India para abordar este problema».
«Buenas noticias para los pobres»
Este es el contexto en el que se produce la llegada al cardenalato del arzobispo de Hyderabad. Cuando el próximo 27 de agosto reciba del Papa el anillo y la birreta, monseñor Poola hará historia. Será un gran día de fiesta para la Iglesia de la India —junto a él se vestirá de púrpura también el arzobispo de Goa, Filipe do Rosario Ferrão— y, en especial, para los marginados y discriminados dalit, aunque habrá que esperar un tiempo para saber si este inesperado regalo logra reconducir la confianza o, al menos, destensar la situación.
Poola lleva apenas año y medio como arzobispo de Hyderabad, adonde llegó tras pasar doce como obispo de Kurnool, una jurisdicción sufragánea de la anterior. Quienes lo conocen lo definen como una persona educada, amable y generosa que se desvive por los pobres y marginados. Su perfil, en efecto, es el de un pastor comprometido con los necesitados. En la diócesis de Cuddapah, en la que se incardinó tras ordenarse sacerdote en 1992, ha sido director de la Fundación Cristiana para la Infancia y la Vejez y administrador adjunto de las escuelas de la diócesis. También ha coordinado el Programa de Apadrinamiento. Benedicto XVI lo nombró obispo en febrero de 2008. El lema que escogió para su ministerio episcopal es un elocuente «Buenas noticias para los pobres».