Filipinas reabre la catedral de la Isla de Joló después de haber sufrido un grave atentado

La catedral la isla de Joló ha sido reabierta después de haber sufrido un grave atentado. Ha sucedido el pasado martes 16 de julio, fiesta de la Virgen del Carmen, cuando la catedral de Joló ha sido reabierta y consagrada de nuevo. El pasado 27 de enero el ataque a la catedral de dos terroristas suicidas provocó 21 muertos y más de ochenta heridos.

Era la respuesta de los islamistas al referéndum en el que la población de cinco provincias del sur de Filipinas, de abrumadora mayoría musulmana, aprobó la Ley que establece la nueva "Región Autónoma de Bangasmoro", denominada así en honor al pueblo musulmán que ha vivido durante ocho siglos en el sur del archipiélago. El odio se cebó en la pequeña comunidad católica de Joló compuesta por 25.000 fieles en un territorio que acoge a 1,7 millones de musulmanes.

El futuro de la Iglesia en la isla de Joló y en todo el sur de Filipinas ha sido puesto bajo el manto de la Virgen del Carmen: con ese espíritu y con una especial "encomienda a María", se celebró la misa de consagración del templo reconstruido, presidida por el nuncio apostólico en Filipinas, Gabriele Caccia, y concelebrada por muchos obispos filipinos, entre ellos Monseñor Edwin de la Peña, obispo de Marawi, al sur de la isla de Mindanao, que sufrió también un duro asalto islamista y la destrucción de su catedral, ahora también reconstruida.

Los fieles presentes expresaron su alegría por la restauración de la catedral, llevada a cabo gracias a la contribución de organizaciones católicas y donantes internacionales, y también recordaron la muerte de tantos miembros de su comunidad que celebraban la eucaristía, con la conciencia de que son verdaderos mártires.

"Nuestra misión hoy es vivir, predicar y dar testimonio del Evangelio en un ambiente social y cultural de mayoría islámica", explicó el arzobispo Angelito Lampon, que durante años fue pastor de esta pequeña y valiente comunidad de Joló. "Cada día volvemos a poner nuestra vida en las manos de Dios y nos abandonamos a su voluntad, llevando a cabo una misión de diálogo y convivencia pacífica con los fieles de otras religiones. Esta misión se convierte en signo visible de un Evangelio que anuncia y testimonia la paz, la reconciliación, la misericordia".