Los frutos del acuerdo entre China y la Santa Sede: el Papa ordena el undécimo obispo desde 2018 y crea una nueva diócesis

El papa Francisco ha creado la diócesis china de Lüliang y nombrado a su primer obispo, Antonio Ji Weizhong. Este nombramiento llega después de que la Santa Sede renovara en octubre un histórico acuerdo provisional con la República Popular China, en plena distensión de sus relaciones.

Francisco ha ordenado suprimir la diócesis de Fenyang, creada por Pío XII en 1946, y crear en su lugar la de Lüliang, ciudad-prefectura china. Esta diócesis abarcará un territorio de 21.000 kilómetros cuadrados, algo más pequeño que la Comunitat Valenciana, y cuenta con casi 3,4 millones de habitantes, de los que solo 20.000 son católicos.

La nueva diócesis de Lüliang contará con 51 sacerdotes y 26 monjas y tendrá al frente al obispo Antonio Ji Weizhong, cuya elección ha sido aprobada tanto por la Santa Sede como por la República Popular de China. Se trata de un nuevo nombramiento logrado gracias al acuerdo que ambas partes alcanzaron en 2018 y que permite la elección consensuada de obispos entre ambos estados. Aunque se desconocen sus detalles, el papa ha explicado que China presenta unos candidatos, pero es él quien toma la decisión final.

En los seis años transcurridos desde la firma del acuerdo provisional entre la Santa Sede y Pekín se han producido once ordenaciones de nuevos obispos. Además, han sido reconocidos otros ocho nombrados por el Papa y ordenados sin reconocimiento del régimen. De este modo, el número de diócesis chinas vacantes, cerca de sesenta (la mitad de las existentes), disminuye progresivamente.

Historia de la relación entre la Santa Sede y China

Hasta 2018 el Vaticano y China no mantuvieron relaciones diplomáticas, rotas desde 1951, después de que Pío XII excomulgara a dos obispos designados por el Gobierno chino, que a su vez expulsó al nuncio apostólico, quien se estableció en la isla de Taiwán (República de China).

De este modo, los católicos en China —entre 8 y 12 millones— se dividían entre la Iglesia Patriótica, fundada en 1949 tras el ascenso de Mao Zedong y controlada por las autoridades chinas; y la clandestina, leal a Roma y al papa.

El acuerdo provisional entre la Santa Sede y la República Popular China establecido en 2018 fue renovado en 2020 y en 2022, por un bienio, mientras que en 2024 el plazo de vigencia se aumentó hasta los cuatro años.

Durante el pontificado de Francisco, el Vaticano y China han experimentado un acercamiento gradual y han expresado en varias ocasiones su intención de fortalecer sus relaciones. Precisamente, desde el pasado mes de noviembre la audiencia general que el papa celebra cada miércoles con los fieles es traducida al chino, en un gesto hacia los católicos de ese país, al que el papa siempre se ha mostrado dispuesto a viajar.