El hermano Matthew, nuevo prior de Taizé: "Nos tenemos que dejar desafiar por los jóvenes"
En una entrevista en exclusiva a ECCLESIA, Matthew ha subrayado que la vocación ecumenica y la acogida son pilares que "nunca cambiarán" en la comunidad
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Como se anunció durante el verano, el prior de Taizé, el hermano Alois, entregará su oficio de "servidor de la comunión" en la Comunidad al hermano Matthew este sábado 2 de diciembre a las 20:30h, durante la oración de la tarde antes del domingo de Adviento.
Antes de este momento, tan importante para toda la comunidad, ECCLESIA ha podido hablar con el que será el nuevo prior. Muchos temas sobre la mesa: su juventud y cómo llego a Taizé, el legado del Hermano Roger y del Hermano Alois, las preocupaciones de los jóvenes de hoy, la vigilia 'Together' que se vivió en septiembre en Roma antes del Sínodo, el futuro de la comunidad y de los Encuentros Europeos.
A partir de esta tarde, la comunidad de Taizé tendrá un nuevo prior. El Hermano Matthew recoge el legado de sus dos predecesores para seguir haciendo de Taizé un lugar de acogida, confianza y fraternidad. Un lugar que, para muchos jóvenes europeos, es hogar.
1 - Si alguien le hubiera dicho, cuando entró en la comunidad de Taizé en 1986, que hoy, sábado 2 de diciembre de 2023, durante la oración de la tarde, iba a ser el próximo prior de la comunidad, ¿qué le habría dicho?
Yo habría sonreído y le habría dicho que se diera un paseo por el campo. La vida está llena de sorpresas y Dios no deja de sorprendernos. Hasta el momento en que el Hermano Alois me preguntó si aceptaba este rol, nunca imaginé que podría ser yo. San Pablo nos dice que llevamos un tesoro en vasijas de barro. No son nuestras fuerzas ni nuestros conocimientos ni nuestros méritos lo que cuentan, sino el don gratuito de Dios en nuestra vida, que es la presencia de Cristo a través del Espíritu Santo.
2 - Volviendo a 1986, ¿por qué y cómo entró en la comunidad de Taizé?
Había dos cosas importantes para mí: la belleza de la oración común. Nadie nos explicaba lo que debíamos hacer durante la oración y tampoco parecía haber nadie dirigiéndola. Pero había una comunidad orante presente y te sentías invitado a participar en su oración. Los cantos eran sencillos y fáciles de aprender, pero tenían al mismo tiempo una profundidad increíble, una manera de dejar que las palabras entraran en lo más profundo de tu corazón para que pudieras estar ante Dios tanto a solas como con los demás. Y toda la vida en Taizé parecía inmersa en esta oración.
La segunda cosa importante era que los hermanos procedían de diferentes Iglesias cristianas. La oración de Jesús en el Evangelio de Juan, capítulo 17, por la unidad de sus discípulos, siempre me había hablado y aquí había una comunidad que, sin pretender nunca tener las respuestas a todas las preguntas, se esforzaba por vivir un signo de esta unidad por la que rezaba Jesús para que el mundo creyera que había sido enviado por el Padre.
En aquella época yo era muy radical. La llamada de Jesús a dejarlo todo para seguirle fue fundamental para mí. Sin embargo, al mismo tiempo, no me parecía difícil responder. Más tarde, en la vida, vinieron las dificultades, pero al principio se dio ese impulso de alegría que me llevó adelante y, mi deseo de entrar en la comunidad en respuesta a lo que yo esperaba que fuera una llamada, fue confirmado por los hermanos.
3 - Muchos de nosotros, jóvenes, que vamos a Taizé encontramos allí un lugar que podemos llamar "hogar". ¿Qué encontró cuando fue por primera vez?
Me llamó la atención que, aunque los hermanos estaban presentes en la oración común y en las reflexiones bíblicos, la mayor parte del tiempo te quedabas con tus amigos. Al final de la introducción de la mañana, te dividían en pequeños grupos, te hacían algunas preguntas y luego te dejaban para reflexionar juntos. No había adultos para vigilarnos, como me había pasado a menudo en los grupos de la iglesia en mi país.
Después, todos teníamos que realizar una tarea práctica. Teníamos la impresión de que se confiaba en nosotros y de que se nos permitía formar parte de la comunidad. Tal vez fuera eso lo que daba la sensación de pertenencia, lo que algunos llamarían "estar en casa". La sencillez de vida también parecía coherente con la radicalidad del Evangelio: la comida, los dormitorios y las tiendas de campaña, la falta de estructuras visibles: ¡todo ello, lejos de ser un obstáculo, se convirtió en una fuente de alegría!
4 - ¿Cuál es el legado que siente haber recibido del hermano Roger y del hermano Alois?
El hermano Roger fue el fundador de nuestra comunidad y debemos seguir reflexionando sobre su legado. Algunas cosas están claras y nunca cambiarán: la vocación ecuménica de la comunidad, que se manifiesta a través de nuestra vida y oración como hermanos unidos, y en nuestros compromisos fuera de la comunidad.
También la llamada a ofrecer hospitalidad a aquellos que Dios pone en nuestro camino, en este momento principalmente los jóvenes que vienen a Taizé para los encuentros aquí y en otros lugares, pero también los refugiados, las personas más vulnerables que acogemos en Taizé o en nuestras fraternidades.
Ahora estamos saliendo de ese periodo de la fundación y eso nos permitirá ver mejor cuál fue realmente su legado. El hermano Roger era en cierto modo muy carismático, pero también muy humano. Era un hombre que luchaba con su fe, si bien comprendía que todo empezaba por la confianza. Si hablaba tanto de la paz del corazón, era porque era algo que él anhelaba.
El hermano Alois nos condujo por el camino que había abierto el hermano Roger. Pero su ministerio comenzó de forma dramática con la trágica muerte del hermano Roger. Su presencia tranquila y serena fue muy importante durante este tiempo. Nos mostró también que Taizé continuaba después de la muerte del hermano Roger a través de los numerosos encuentros que la comunidad llevó a cabo en diferentes partes del mundo y con diferentes líderes de la Iglesia. Y nos condujo a través del difícil periodo de las denuncias de abusos sexuales hechas contra algunos hermanos de la comunidad. También nos enseñó una forma de compartir entre los hermanos que facilitó la comunicación entre nosotros. Le estoy muy agradecido por ello.
5 - La Iglesia necesita a los jóvenes. ¿Por qué cree que Taizé, a pesar de la crisis que hemos vivido durante la pandemia del covid-19, sigue atrayendo a miles de ellos cada semana del año?
La pandemia cambió fundamentalmente nuestras vidas y nos ayudó a comprender que, como comunidad, existimos ante todo para vivir y rezar juntos, para comunicar una Parábola de Comunión a través de nuestra existencia. Si estas premisas no son fuertes, no podemos acoger a los jóvenes que nos visitan.
Pero creo que también nos tenemos que dejar desafiar por los que vienen a compartir nuestra vida durante una semana o más. Sus preguntas nos interpelan. Cuando los jóvenes me hablan, por ejemplo, de la crisis climática, ¿estoy dispuesto a escuchar sus preocupaciones, a tomarlas en serio y a intentar comprenderlas, examinando mi fe a la luz de ellas? Cuando caminamos con los jóvenes, ellos caminan con nosotros.
6 - ¿Qué significa para usted "cuidar de tus hermanos y hermanas", los más ancianos y los más jóvenes?
Para mí, significa en primer lugar estar dispuesto a escuchar. Cuando escuchamos a quienes encontramos, jóvenes o mayores, les damos espacio para expresar lo que tienen en el corazón. Muy a menudo queremos interrumpir o dar nuestra propia opinión o incluso un consejo. Pero no, debemos detenernos y permitirles que expresen lo que necesitan expresar.
La mayoría de las veces, si vienen con una pregunta, entonces empezarán a ver la respuesta que quizás Dios ya ha puesto en su corazón. Si están compartiendo una preocupación, entonces podrán entender que podemos sobrellevarla juntos. Y todo esto lleva su tiempo. Vivimos en una sociedad que pide resultados inmediatos y, aunque está claro que en algunos casos tenemos que actuar de inmediato, la mayoría de las veces tenemos que aceptar caminar juntos durante un tiempo, con paciencia y amor.
7 - En septiembre vivimos un momento muy bonito en la Plaza de San Pedro con la Vigilia "Juntos" que abrió el mes del Sínodo. Casi dos meses después, ¿cuáles son sus sentimientos sobre ese momento?
Todavía tenemos que comprender plenamente lo que significó ese momento. Tener a veinte líderes de diferentes Iglesias, invitados por el Papa Francisco, para rezar juntos, confiando los trabajos del Sínodo de la Iglesia Católica al Espíritu Santo, estando juntos delante de la Cruz de San Damián y bendiciendo juntos, ¡no es poca cosa!
Tenemos que reconocer la humildad del Papa Francisco al pedir a los hermanos y hermanas cristianos de diferentes Iglesias que recen por un camino que se está llevando en la Iglesia católica. Muestra el ministerio de Pedro de una manera especial, confirmando lo escrito en el Concilio Vaticano II y en la encíclica 'Ut Unum Sint' de San Juan Pablo II. Y, al mismo tiempo, fue una reunión del Pueblo de Dios: todos los participantes en el Sínodo, personas de muchas Iglesias, países y orígenes étnicos diferentes, personas con discapacidades, personas que viven en los márgenes de la sociedad, personas comprometidas con la salvaguardia de la creación y con la acogida a los refugiados...
Hay mucho que agradecer y la vigilia fue un buen punto de partida para el retiro espiritual con el que comenzó la sesión del Sínodo sobre la Sinodalidad. ¿Cómo debemos continuar juntos este camino?
8 - De cara al futuro de la comunidad, ¿cómo imagina su papel como prior?
No quiero mirar demasiado lejos en el futuro. Sin embargo, en los primeros momentos, necesito estar presente para los hermanos. Estamos en una etapa importante de nuestra vida como comunidad. Como he dicho, estamos saliendo del periodo de la fundación.
Necesitamos seguir siendo una comunidad fraterna, pero también necesitamos poner en marcha ciertas estructuras sencillas que nos ayuden a tomar decisiones juntos y a avanzar hacia una mayor corresponsabilidad. Mi papel es escuchar a los hermanos e intentar comprender a través de ello lo que el Espíritu Santo nos dice como comunidad.
9 - El año que viene celebraremos el 50 aniversario del Consejo de la Juventud. La carta de 1974 "Vivre l'inespéré" marcó la vida de muchos jóvenes de entonces. ¿Sigue siendo relevante para los jóvenes de hoy? ¿Puede decirnos si ha pensado en algún acto para este aniversario?
No cabe duda de que tenemos que conmemorar el Concilio de los Jóvenes de alguna manera, pero de una manera que mire hacia el futuro y no de un modo nostálgico. Y quizás, en cierta medida, ya hemos empezado a hacerlo.
Hubo más de 200 lugares diferentes en todo el planeta que rezaron en comunión con la vigilia 'Together' en Roma. Fue una forma de reunir a personas de diversos ámbitos para compartir, reflexionar y rezar, en primer lugar por el Sínodo, pero también en un sentido más amplio sobre sus compromisos en la vida cotidiana, en la sociedad y en la Iglesia. Y eso estaba muy en el espíritu del Concilio de los Jóvenes, que se convirtió en nuestra Peregrinación de Confianza y que ahora está llamada a continuar de manera tal vez renovada.
"Vivir lo inesperado" - vivir lo que nunca nos atrevemos a esperar: sí, creo que es algo que todavía puede hablar a los jóvenes de hoy. Ante los problemas actuales hay mucha ansiedad: la crisis climática, la guerra en Ucrania y en Israel y Palestina, así como en otras partes del mundo. ¿Nos atreveremos a esperar que otro futuro es posible, a creer que el Evangelio nos dice que el sufrimiento nunca tendrá la última palabra? Esto puede desencadenar en nosotros una nueva fuerza que nos permita encontrar soluciones creativas a lo que parecían situaciones sin salida, al tiempo que nos da la perseverancia necesaria para lo que puede ser un largo camino.
10 - El próximo Encuentro Europeo se celebrará en Liubliana a finales de año. ¿Por qué se ha elegido esta ciudad? No sé si ya han decidido el tema del mensaje tradicional del Encuentro Europeo, ¿puede adelantarnos algo?
Ha habido tantos jóvenes eslovenos que han participado en los encuentros de jóvenes en Taizé y en otros lugares que nos pareció importante darles las gracias por esa fidelidad a lo largo de los años. Quizás también el hecho de acoger a jóvenes de otros países en sus parroquias de origen pueda ser un estímulo para que algunos vayan más lejos en sus compromisos en la Iglesia y en la sociedad.
Al mismo tiempo, Eslovenia es en gran medida una encrucijada de nuestras diferentes culturas europeas. En este período en el que la guerra está de nuevo presente en nuestro continente, ¿no es cada vez más importante encontrarse de manera intercultural y tratar así de reconstruir la confianza, reconociendo al mismo tiempo la necesidad de justicia, que es el único fundamento de una paz duradera?
La tradición de publicar un mensaje para el encuentro europeo continuará. En este momento todavía está en preparación. No obstante, espero que sirva de estímulo para que podamos seguir "Caminando Juntos".