La Iglesia chilena insta a participar en el referéndum de este domingo sobre la nueva Constitución

«Una decisión trascendental». Así califica la Conferencia Episcopal Chilena (CECh) el referéndum de este domingo, 4 de septiembre, sobre la Constitución que en los últimos meses ha estado elaborando la Asamblea surgida de las elecciones de 2021. La norma que debe reemplazar al texto pinochetista es fruto último de las protestas masivas habidas en 2019 y 2020 contra la desigualdad y los servicios públicos deficientes.

La consulta llega en un clima de polarización y tensión. Hace apenas una semana, los sondeos indicaban que un 45,8% de los chilenos tenían intención de rechazar la proyectada Carta Magna, frente a un 32,9% de partidarios de esta. Los indecisos superaban el 15%.

La Conferencia Episcopal ha instado fervientemente a la población a participar en el plebiscito. Y a hacerlo, dice, «desde un conocimiento informado y en conciencia». Se trata de que «el país pueda iniciar caminos que permitan curar las heridas y reparar las fracturas de nuestra convivencia nacional».

En una declaración de su Comité Permanente del 29 de agosto, los obispos reconocen que el proceso constituyente no ha logrado cohesionar al país, y que «la polarización de posturas políticas e ideológicas» es hoy «manifiesta». El riesgo de violencia existe. El pasado domingo, sin ir más lejos, partidarios y detractores de la proyectada norma se enfrentaron violentamente en las calles de Santiago, con un balance de un herido y un detenido. Este martes, la violencia ha llegado incluso al Congreso, donde un diputado opositor agredió al vicepresidente de la Cámara.

En la recta final del proceso, la CECh apela a las «personas mayores» para que, desde su experiencia, transmitan a los más jóvenes lo que está en juego en un país que todavía no ha cerrado del todo las heridas del golpe de Estado y dictadura del general Pinochet (1973-1990). «El diálogo entre las diversas generaciones es un elemento muy positivo para adquirir convicciones», escriben los obispos, que llaman ante todo a «terminar con la violencia bajo todas sus formas» y a «ser factores de unidad y de paz». Se trata, insisten, en construir entre todos «un Chile más justo, fraterno, menos desigual y con mejores oportunidades para todos sus habitantes».

Análisis del texto constitucional

El episcopado no se pronuncia sobre la orientación del voto de los católicos. El pasado 22 de julio, sin embargo, hizo una valoración ético-social del documento sometido a consulta. Se trata de la declaración «Los Obispos de Chile frente a la propuesta constitucional. Elementos para el discernimiento». En ella se informa al pueblo de Dios de los distintos «aspectos incompatibles con la fe cristiana» que contiene el texto (como el derecho al aborto, la orientación de la educación sexual o una teoría radical de género) y de cómo derechos como la libertad religiosa y la objeción de conciencia se ponen ahora en peligro. «Llama la atención que la propuesta constitucional reconozca derechos a la naturaleza y exprese preocupación por los animales como seres sintientes, pero no reconozca ninguna dignidad ni ningún derecho a un ser humano en el vientre materno», puede leerse en el punto 12 del análisis episcopal.

Los religiosos: «Chile lo construimos entre todos»

Los religiosos y religiosas chilenos también han invitado a participar en la consulta, rechazando —dicen— «toda violencia» y denunciando «las miradas reductivas y simples» de los medios de comunicación y las redes sociales. «La actual coyuntura en que se ha dado el proceso constitucional ha aumentado la polarización y la crispación nacional. Esto nos preocupa porque Chile lo construimos entre todos y todas», corroboran, igualmente, en su declaración.

Para la junta directiva de la Conferre, «temas como el medio ambiente y el desarrollo sostenible e integral» recogidas en la Carta Magna «están en el corazón de las denuncias proféticas que por años se han ido realizando desde la Iglesia y la Vida Religiosa Latinoamericana y del Caribe». Los religiosos piden a los electores que a la hora de votar lo hagan pensando en un país en el que la persona sea «el centro», y «no solo una mirada económica egoísta»; en una sociedad más fraterna «donde unos no abusen de otros, especialmente de los más frágiles y vulnerables»; y en una nación donde se puedan resolver las diferencias a través del diálogo.

«Soñamos un Chile distinto, donde la libertad y el respeto absoluto por la dignidad de toda persona humana, imagen de Dios, han de ser la preocupación primera ante el desarrollo económico y tecnológico, procurando favorecer el desarrollo espiritual de cada persona, como se reconoce en el texto de la nueva Constitución que se nos consulta», concluyen antes de recordar que «todos nos necesitamos» y que «la opción que resulte ganadora necesitará del apoyo de los demás».