Obispos del Mediterráneo: "En nombre de Dios, detengan la locura de la guerra"

Reunidos en Florencia, los prelados mostraron su preocupación y dolor ante el escenario en Ucrania y apelaron a la conciencia de quienes tienen responsabilidad política

Obispos del Mediterráneo: "En nombre de Dios, detengan la locura de la guerra"

Redacción Religión

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Los Obispos del Mediterráneo comenzaron este jueves el Encuentro “Mediterráneo, frontera de paz”, organizado por la Conferencia Episcopal Italiana, en Florencia. Justo el día en que comenzaba la invasión de Rusia en Ucrania, expresaron su “preocupación y dolor por el dramático escenario en Ucrania”, y renovaron su cercanía a las comunidades cristianas del país.

Además, los Obispos del Mediterráneo, acogiendo la invitación del Papa a celebrar una Jornada de ayuno y oración por la paz el próximo 2 de marzo, “apelan a la conciencia de quienes tienen responsabilidades políticas para que depongan las armas”. Asimismo, señalan que “todo conflicto trae consigo muerte y destrucción, causa sufrimiento a las poblaciones y amenaza la convivencia entre naciones”. Por ello, según afirman los prelados, “hay que detener la locura de la guerra”. En este sentido, son muy conscientes de esta lacra, por lo que llaman con una sola voz a la paz.

Justamente, debido a la alarmante situación, los obispos terminaron su trabajo a las 17.30 horas de ayer para acudir a la basílica de Santa Maria Novella para un momento de adoración eucarística y oración silenciosa por la paz.

Obispos del Mediterráneo: En nombre de Dios, detengan la locura de la guerra

Monseñor Gintaras Grušas: “En el nombre de Dios, deténganse”

Desde Florencia, Gintaras Grušas, arzobispo de Vilnius y presidente del Consejo de Conferencias Episcopales Europeas (CCEE), hizo un sentido llamamiento por la paz en Ucrania, señalando que las Iglesias de Europa condenan enérgicamente lo ocurrido esta noche en Ucrania. “Debemos actuar juntos y con determinación para poner fin inmediatamente a la agresión rusa y hacer todo lo posible para proteger a las mujeres, los hombres y los niños inocentes: ¡en nombre de Dios, basta ya!”, indicó.

De esta forma, pidió a la Comunidad Internacional para pueda intervenir y hacer que “las armas sedan paso al diálogo y las negociaciones, para que se defienda el derecho internacional y la independencia y soberanía territorial de Ucrania”. Al mismo tiempo, los Obispos Europeos y las comunidades cristianas rezan por las víctimas de este conflicto y por sus familias, están cerca de los que sufren estos actos de violencia y se unen al llamamiento del Papa Francisco a la Jornada de oración y ayuno por la paz.

Cardenal Hollerich: Una grave afrenta a la dignidad humana

Por su parte, el cardenal Jean-Claude Hollerich SJ, presidente de la COMECE, manifestó su preocupación por las últimas informaciones sobre la escalada de las acciones militares de la Federación Rusa en Ucrania, abriendo el alarmante escenario de un conflicto armado que causa sufrimiento humano, muerte y destrucción. “Hoy, la paz en todo el continente europeo y más allá –precisó– se enfrenta a una grave amenaza”.

En nombre de los Obispos de la COMECE, el cardenal Holerich reiteró la fraternal cercanía y solidaridad con el pueblo y las instituciones de Ucrania. Y compartiendo los sentimientos de angustia y preocupación del Papa Francisco, hizo un llamamiento a las autoridades rusas para que se abstengan de llevar a cabo nuevas acciones hostiles que infligirían aún más sufrimiento y despreciarían los principios del derecho internacional. Por ello, afirmó el purpurado, pedimos urgentemente a la comunidad internacional, incluida la Unión Europea que no deje de buscar una solución pacífica a esta crisis mediante el diálogo diplomático.

A la luz de la incipiente situación humanitaria provocada por las hostilidades en curso – señala el Cardenal Hollerich – hacemos un llamamiento a las sociedades y gobiernos europeos para que acojan a los refugiados que huyen de la guerra y la violencia en Ucrania y que buscan protección internacional. Es nuestra vocación, nuestra responsabilidad y nuestro deber acogerlos y protegerlos como hermanos y hermanas. Por ello, uniéndonos al Papa Francisco, pedimos a Nuestra Señora, la Reina de la Paz, que el Señor ilumine a los responsables políticos para que "examinen seriamente su conciencia ante Dios, que es el Dios de la paz y no de la guerra; que es el Padre de todos, no sólo de algunos, que quiere que seamos hermanos y no enemigos".

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