Organismo humanitario en Nicaragua, preocupado por la opresión al obispo Álvarez: "Un día más de riesgo"
El Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh) fue crítico ante las acciones tomadas por el gobierno sobre el obispo de Matagalpa quien lleva cinco dias detenido
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"Un día más de riesgo inminente para monseñor Rolando Álvarez y personas que le acompañan en la curia episcopal, un día más de peligro a perder la vida, la seguridad, la libertad e integridad personal", indicó el Cenidh en una declaración.
Álvarez, obispo de la Diócesis de Matagalpa y administrador apostólico de la Diócesis de Estelí (norte) es parte de un grupo de al menos doce personas, incluyendo cinco sacerdotes, que fueron sitiados por agentes policiales el pasado jueves, y al día siguiente la Policía lo acusó de intentar "organizar grupos violentos".
Las acciones policiales contra Álvarez iniciaron el jueves pasado, luego de que un grupo de policías impidiera la celebración de la misa matutina en la Catedral de Matagalpa, ante lo cual el obispo salió a la calle orar con el Santísimo Sacramento en lo alto, y luego dio la espalda a los agentes para arrodillarse y clamar a Dios.
Según la Policía, el prelado, al que actualmente tiene bajo investigación, busca "desestabilizar al Estado de Nicaragua y atacar a las autoridades constitucionales".
El Cenidh señaló que el obispo y sus acompañantes también son objetos de "una serie de informaciones lanzadas a la opinión pública, desmentidas, vueltas a repetir que prácticamente están causando una conmoción a nivel general de la población, un estado de zozobra e histeria colectiva".
"Denunciamos al mundo estos crímenes, denunciamos ante el mundo a Daniel Ortega y Rosario Murillo (presidente y vicepresidenta, respectivamente). ¿Qué más se puede hacer en Nicaragua? (...) Generar noticias falsas pareciera ser la nueva arma de destrucción mental del régimen", agregó el Cenidh, que calificó dicha acción como una "tortura".
Ortega tildó de "terroristas" a los obispos nicaragüenses que actuaron como mediadores de un diálogo nacional con el que se buscaba una salida pacífica a la crisis política y social que vive el país desde abril de 2018.
La situación en Nicaragua se ha acentuado tras las controvertidas elecciones de noviembre pasado en las que Ortega fue reelegido para un quinto mandato, cuarto consecutivo y segundo junto con su esposa, Rosario Murillo, como vicepresidenta, con sus principales contendientes en prisión.