El testimonio de un misionero en la India: "Hemos cerrado las iglesias porque si no la gente no se conciencia"

La situación que vive estas semanas La India preocupa a la comunidad internacional. España ha enviado en las últimas horas material médico al país asiático para tratar de afrontar los efectos de la covid-19, en un momento en el que registra la tasa mundial más alta de positivos -una media de 380.000 contagiados al día- y el tercero en muertes, por detrás de EE. UU. y Brasil.

Para hacer frente a las numerosas solicitudes de ayuda de emergencia derivadas de esta crisis sanitaria, que está afectando a todos los países en los que trabaja, Manos Unidas ha reactivado la cuenta de emergencia del coronavirus, que se destinó a apoyar a países vulnerables, como India, en la primera fase de la pandemia, y cuyo número es el siguiente:

ES42 0049 6791 7420 1600 0102

Los hospitales indios, colapsados

Una muestra más de que la Iglesia Católica no se pone de perfil ante el drama que viven países con escasos recursos. En la India se encuentra también el misionero Alex Díaz Ventura, capellán de las misioneras de la Caridad cerca de Calcuta.

En declaraciones a Aleluya, ha remarcado que en Calcuta la situación es similar a la del resto del país: “Algunos estados están más afectados que otros. En Calcuta, por su forma de vida y acumulación de gente, los casos se han multiplicado rápidamente y la dificultad es que para los casos graves de covid no hay medios, ni camas, ni ucis ni puestos en los hospitales”.

Fray Alex apunta que ya de por sí, los hospitales públicos y privados tienen serias dificultades y falta de medios, por lo que la pandemia agudiza esta situación: “Está llegando a aldeas y poblados. Se tardan dos o tres horas en llegar a la ciudad, por lo que se aconseja no ir. Esto hace que los contagios graves pasen la enfermedad en sus casas, y en muchos casos mueren”, lamenta el religioso.

A día de hoy, las soluciones para paliar los efectos de la pandemia en La India son limitadas. Las pruebas PCR se realizan, por ejemplo, en ambulancias cerradas. Pese a que los resultados llegan rápido, en otros momentos que el colapso del sistema impide seguir realizándolas: “Como la mayoría de casos dan positivo, el sistema se colapsa”.

Otro problema al que se enfrentan es la imposibilidad de que muchas familias se aíslen en sus viviendas, ya que no son de grandes dimensiones. Apenas tienen una o dos habitaciones, tal y como precisa Fray Alex Díaz: “Si una persona se contagia, se extiende a toda la familia. En muchos casos la situación es dramática”, comenta.

Así contribuye la Iglesia a paliar los efectos de la pandemia en La India

Y como ocurre en tantas ocasiones, la Iglesia trabaja de manera intensa por dar respuesta a los colectivos más vulnerables. Las misioneras de la Caridad trabajan como buenamente pueden: “Hemos tratado de concienciar a la gente. La diócesis de Calcuta ha decretado el cierre durante dos semanas de los templos, porque si no la gente no lo entiende, siguen haciendo la vida de siempre, reuniéndose sin mascarillas… De esta forma damos ejemplo para concienciar sobre la importancia de la higiene, la distancia social, etc.”

En cuanto a la misión de la Caridad en Calcuta, atiende a un gran número de pacientes en sus casas, por lo que la prioridad máxima es que el virus no penetre en esos centros de acogida: “El virus está afectando también a parroquias, religiosos, colegios, instituciones… también hay Hermanas de la Caridad afectadas, o algún paciente de sus casas afectados. Es delicado. Hay una estricta vigilancia para intentar que no pase nada, sobre todo a los débiles”. Una vez que la situación se calma (dentro de lo que cabe), subraya Fray Alex, las Hermanas pueden atender a la gente de la calle.

En este contexto de sufrimiento, llevar la palabra del Evangelio es todo un desafío: “Los sacerdotes, los fieles laicos, Manos Unidas, Cáritas, etc. está testimoniando el Evangelio por está cerca del sufrimiento del pueblo indio, además de diferentes religiones. Esa entereza, esa paciencia, el aceptar que no todo está en nuestras manos o el elevar plegarias al Cielo realmente nos evangeliza a nosotros, nos da un testimonio de cómo sufrir con esperanza y paciencia”.

A ello se suma, comenta el misionero español en Aleluya, el sumo respeto a los fallecidos: “Hay cremaciones multitudinarias, pero se intenta que cada cuerpo de los difuntos tenga su sitio donde ser cremado. En esa pobreza se busca cuidar la dignidad por ese sentido religioso y transcendente, el mirar al Cielo. No todo se agota en esta vida que hay que defender, pero hay una transcendencia y nos dan un ejemplo de una santa aceptación”, precisa.