El Sínodo, también en la vida contemplativa
Madrid - Publicado el - Actualizado
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El secretario general del Sínodo de los obispos, cardenal Mario Grech, ha enviado una carta a los monasterios de vida contemplativa con motivo del "camino sinodal" que se abrirá en las iglesias particulares y que durará tres años. En octubre de 2023 se celebrará en Roma el Sínodo sobre la Sinodalidad.
En la carta, el cardenal ha destacado palabras del Papa Francisco sobre la necesidad y la belleza de caminar juntos, "todos los niveles de la vida de la Iglesia el camino de la sinodalidad es lo que Dios espera de la Iglesia del tercer milenio". Dirigiéndose a los hermanos y hermanas dedicados a la vida contemplativa, el purpurado subraya que "Sois custodios y testigos de realidades fundamentales para el proceso sinodal que el Santo Padre nos invita a realizar".
El secretario general del Sínodo indica tres palabras centrales en la vida monástica y contemplativa, que ayudan en la vida de la Iglesia y en el compartir con los demás: escucha, conversión y comunión.
La escucha
El cardenal Grech habla sobre la importancia de la escucha, un punto en el que el Papa ha hecho hincapié recordando que "una Iglesia sinodal es una Iglesia de la escucha, consciente de que escuchar es más que oír". El purpurado puntualiza que la vida monástica y contemplativa ha puesto siempre al centro la experiencia de la escucha, hasta el punto de que a menudo las reglas monásticas de las distintas tradiciones "no son más que recopilaciones de expresiones bíblicas y evangélicas".
La conversión
Grech explica que "un verdadero camino sinodal no puede prescindir de la voluntad de dejarse convertir por la escucha de la Palabra y de la acción del Espíritu Santo en nuestra vida". Además puntualiza que "en vuestra experiencia de vida comunitaria, vosotros sois expertos en un estado de conversión, tanto en los aspectos positivos como en las dificultades que no deben desanimar, sino que han de vivirse con verdadero espíritu de fe y esperanza".
La comunión
"La comunión eclesial es el sello de discernimiento y verificación del camino sinodal. Con vuestra vida comunitaria, dais testimonio de la verdad de esta afirmación que podemos extraer de la historia de Emaús. De hecho, en la vida comunitaria, propia de la vida religiosa, se experimenta cómo la comunión, que no coincide con la uniformidad, es efectivamente el criterio para verificar un auténtico camino compartido en una perspectiva de fe".
El cardenal Grech finaliza su carta concluyendo que "seguramente no faltará vuestra contribución en otros aspectos de los diversos momentos de nuestro camino sinodal, pero vuestra vocación nos ayuda, aunque sea sólo con su presencia, a ser una Iglesia que escucha la Palabra, capaz de dejar que el Espíritu convierta su corazón, que persevera en la comunión y en la oración".