El día que Fidel Castro fue recibido por Juan Pablo II en el Vaticano: ¿Por qué fue un hito para la isla?

Miguel Díaz-Canel es el tercer mandatario cubano que es recibido en la Santa Sede por un Pontífice. El segundo tuvo lugar en 2015, entre Francisco y Raúl Castro

El día que Fidel Castro fue recibido por Juan Pablo II en el Vaticano

Redacción Religión

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El presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, que es recibido este martes, 20 de junio, por el Papa Francisco. Se trata del tercer mandatario cubano que viaja al Vaticano desde el triunfo de la Revolución Cubana en 1959, puesto que sus predecesores, Fidel Castro y su hermano Raúl, lo hicieron, respectivamente, en 1996 y 2015.

Fidel Castro y Juan Pablo II

La primera visita de un presidente cubano al Vaticano tuvo lugar el 19 de noviembre de 1996 entre Fidel Castro y Juan Pablo II. La reunión entre ambos, que se prolongó 35 minutos, supuso el inicio del fin en el enfriamiento de las relaciones entre ambos estados, que comenzaron en 1962 después de que el Papa Juan XXIII excomulgara al dictador comunista.

El encuentro entre el Papa polaco y Fidel Castro pudo producirse años antes, concretamente en 1991, tras meses de contactos diplomáticos entre la Santa Sede y el Gobierno del país caribeño. No obstante, la carta de los obispos cubanos a Castro en el que criticaban su acción política y recorte de libertades, hicieron que el Gobierno de Cuba diera un paso atrás.

Y es que Fidel Castro siempre se caracterizó por su ateísmo. Tanto es así que, cuando triunfó su revolución, una de sus primeras medidas fue nacionalizar las escuelas católicas y limitar la libertad de culto en la isla.

Así se llegó hasta 1996, siete años después de la caída del Muro del Berlín. El régimen comunista, con el que fue beligerante Juan Pablo II, estaba en horas bajas. Un día antes de aquel histórico 19 de noviembre, Karol Wojty?a había recibido al último dirigente comunista de la URSS, Mijail Gorbachov, quien comentó al Pontífice polaco que su encuentro con Fidel Castro era comparable a la reunión que mantuvo el líder soviético con el propio Juan Pablo II en 1989, mientras los estados comunistas del Este se desmoronaban.

Por desgracia, el encuentro entre Castro y Juan Pablo II no fue el inicio del fin del régimen comunista en el país caribeño. Sin embargo el dictador, en la víspera de su visita al Vaticano, autorizó el permiso de residencia para cuarenta religiosos y religiosas que formaban parte de una larga lista de espera, el grupo más numeroso admitido en bloque desde la década de los sesenta.

Aquel 19 de noviembre de 1996 ambos se saludaron en el Salón del Trono del Palacio Apostólico, antecámara de la biblioteca privada de Su Santidad. Castro se inclinó ante el Juan Pablo II y le tendió la mano, e inmediatamente después entraron en la biblioteca, sin acompañantes ni intérpretes, para discutir sobre la normalización de las condiciones de la Iglesia en Cuba y sobre los derecho humanos, sin eludir el tema de la liberación de los presos políticos, tal y como informó posteriormente el portavoz de la Santa Sede, Navarro-Valls, quien más tarde quiso recordar que en la isla sólo había 200 sacerdotes para 11 millones de habitantes.

El encuentro entre Fidel Castro y Juan Pablo II en el Vaticano puso las bases para la visita de éste a Cuba en 1998, la primera de un Papa a la isla desde la Revolución.

Raúl Castro y el Papa Francisco

19 años después, se produce el segundo encuentro de un dirigente cubano y un Pontífice en los muros del Vaticano. Fue el 10 de mayo de 2015 cuando Raúl Castro, que había sucedido a su hermano en la presidencia de Cuba, mantuvo una reunión privada con Francisco de 55 minutos de duración en un estudio privado del Papa.

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"He agradecido al Santo Padre por su contribución al reacercamiento entre Cuba y Estados Unidos", dijo Raúl Castro al final de la audiencia, en referencia a la decisiva contribución de Jorge Mario Bergoglio en el restablecimiento de las relaciones entre el Gobierno cubano y el norteamericano.

Castro también aludió durante la audiencia al drama de la inmigración en el Mediterráneo y lo hizo mediante un regalo al pontífice, un cuadro de grandes dimensiones del artista cubano Alexis Leyva Machado, Kcho, que representa una gran cruz hecha con varios barcos y un niño que reza ante ella.