"El diálogo como antídoto contra el marketing religioso": la encíclica 'Ecclesiam suam' de Pablo VI
El director editorial del Dicasterio para la Comunicación del Vaticano ha analizado la encíclica del Papa italiano cuando se cumplen sesenta años de su publicación
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El director editorial del Dicasterio para la Comunicación del Vaticano, Andrea Tornielli, ha analizado en un artículo la primera encíclica del Papa Pablo VI, 'Ecclesiam suam', de la que se cumple sesenta años.
En su escrito, Tornielli asegura que la encíclica está de “extraordinaria actualidad”, ya que en ella el Pontífice italiano argumentaba que el diálogo “no es soberbio, no es punzante, no es ofensivo”, ya que su autoridad es inherente “a la verdad que expone, a la caridad que difunde, al ejemplo que da; no es mandato, no es imposición. Es pacífico; evita los modos violentos; es paciente; es generoso”, exponía Pablo VI en el documento publicado el 6 de agosto de 1964, un año después de su elección como Papa.
De esta manera, a juicio de Andrea Tornielli Pablo VI definía la misión de Jesús como un “diálogo de salvación”, observando que “no obligó físicamente a nadie a aceptarlo; fue una formidable petición de amor, que, se constituyó en una tremenda responsabilidad en aquellos a quienes se dirigió, sin embargo los dejó libres de corresponder a ella o de rechazarla”, sostiene.
Una forma de relación que para el director editorial del Dicasterio para la Comunicación del Vaticano muestra un propósito de corrección, de estima, de simpatía, de bondad por parte de quien lo instaura, y excluye la condena apriorística, la polémica ofensiva y habitual, la vanidad de la conversación inútil.
“No se puede dejar de notar la gran distancia sideral que separa este enfoque del que caracteriza tanta charla digital por parte de quien juzga todo y a todos, utiliza lenguajes despectivos y parece necesitar un enemigo”, continúa exponiendo Tornielli.
Y es que para Pablo VI, el diálogo no tiene como objetivo la conversión inmediata del interlocutor, y presupone “el estado de ánimo de quien advierte que ya no puede separar su propia salvación de la búsqueda de la de los demás”.
En este sentido, el Papa italiano sostiene que “no nos salvamos levantando vallas o encerrándonos en fortalezas separadas del mundo para cuidar lo puro y evitar contaminaciones. El diálogo es la unión de la verdad con la caridad, de la inteligencia con el amor. No es la aniquilación de la identidad de quien cree que para anunciar el Evangelio sea necesario conformarse con el mundo y a sus agendas. No es la exaltación de la identidad como separación que hace mirar a los otros de arriba hacia abajo”, subrayaba en la encíclica 'Ecclesiam suam'.
A su vez, instaba a la Iglesia a entrar en diálogo con el mundo en el que vive, y recalcaba que su labor es ofrecer “a todos la ocasión de encontrarse con la mirada de Jesús”, por lo que su eficacia, alerta Tornielli, “no depende del marketing, de las campañas estudiadas o de la capacidad de llenar los estadios. La Iglesia no existe porque sea capaz de producir grandes eventos, fuegos artificiales mediáticos y estrategias de influencers”.