Mario Grech valora la presencia de laicos en el Sínodo: "Su sola presencia une al proceso sinodal"

El secretario general del Sínodo ha enfatizado que "todos han podido participar del proceso sinodal, cada uno según el don que Dios le ha regalado"

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Redacción Religión

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El secretario general del Sínodo, el cardenal Mario Grech, ha pronunciado su discurso en la apertura de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos remarcando que han llegado a Roma personas “de todas las Iglesias del mundo para encontrarnos y rezar juntos en nombre del Señor”. Según el cardenal maltés, “celebramos esta Asamblea General para ofrecer nuestra contribución y convertirnos en discípulos misioneros que toman la iniciativa, que se implican, que acompañan y celebran”.

“Hoy, la Iglesia se encuentra en una encrucijada y el reto urgente no es teológico [...] en este momento de la historia, la Iglesia puede convertirse en signo e instrumento de Dios para cada hombre y mujer”, ha subrayado el secretario general del Sínodo.

El cardenal ha afirmado que “el amor de Dios es la medicina que puede curar hoy a la humanidad, y como Iglesia nuestra misión es ser signo de este amor”: “A lo largo del camino nuestro vigor ha crecido, no solo porque nos hemos encontrado con un pueblo fiel, que ama a Jesús y a su Iglesia, sino también porque se ha hecho evidente que, entre las personas que buscan el sentido de la vida y la alegría, muchas imploran a la Iglesia que les muestre el rostro misericordioso de Jesús”.

Grech ha admitido que, en este camino donde “no ha sido del todo fácil y no han faltado dificultades e incomprensiones, nos hemos educado en la experiencia sinodal de caminar juntos. He encontrado pastores, comunidades eclesiales, que al principio no entendían, pero después de haber visto la presencia de Jesús, hoy alaban al Señor por este don de la sinodalidad. Esto lo he encontrado en ambientes muy remotos, como por ejemplo Guatemala. Toda la Iglesia, y todos en la Iglesia, han podido participar del don sinodal”.

“Por el hecho de celebrarse en Roma, nuestra asamblea es como la ciudad colocada sobre el monte, la lámpara puesta sobre el candelabro para alumbrar a los que viven en la casa. Aquí, más que en ningún otro lugar, debemos darnos cuenta de lo que dijo san Juan Crisóstomo cuando afirmó que iglesia y sínodo son sinónimos. Aquí aparece la unidad del episcopado en torno al obispo de Roma”, ha afirmado el cardenal maltés.

El secretario general ha hecho mención también a los “hermanos y hermanas laicas, religiosos y religiosas, que ya no son excepciones a la norma, sino miembros de pleno derecho de esta Asamblea. Están aquí, no porque representan al pueblo de Dios, sino para recordarnos que su sola presencia une al proceso sinodal”.

Por último, Grech ha pedido al Espíritu Santo “que las diferencias de ministerios y estados de vida, la riqueza de dones y carismas y la armoniosa diversidad, estén al servicio de la unidad de la asamblea, que será así signo e instrumento más capaz del servicio que está llamada a prestar a la Iglesia y al mundo. Estamos aquí para seguir escuchando la pregunta de fondo que ha sostenido todo el proceso sinodal. Corresponde a esta asamblea interrogarse a nivel universal sobre el camino de la Iglesia en común, con la certeza de que, como dice el Papa Francisco, el camino de la sinodalidad es el camino que Dios espera de la Iglesia del tercer milenio”.

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