El Papa anima a las monjas a seguir siendo el "rostro materno" de la Iglesia

Francisco las ha alentado a continuar firmes en su vocación de combatir la cultura del descarte y cercanas a Cristo

Superioras religiosas escuchan atentas las palabras del Papa Francisco en el encuentro del 6 al 10 de mayo

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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El Papa Francisco ha alentado a las superioras religiosas, a las monjas y a las mujeres que optan libremente por la vida consagrada a ser siempre luz para las personas. En un discurso en El Vaticano, el  pontífice les ha recordado que “nadie nos puede robar la pasión por la evangelización" y que "no hay Pascua sin misión".

Mostrar la vida

El Papa ha llamado a las religiosas a vivir el encuentro con Cristo de forma renovada. De este modo, podrán transmitirlo a los demás. Ha insistido en que eso es lo que les hace únicas, la "la fuente de la alegría que nada ni nadie nos puede arrebatar".

"Renueven constantemente su encuentro con Jesucristo Resucitado y serán sus testigos, llevando a todos los hombres y mujeres amados por el Señor, particularmente a cuantos se sienten víctimas de la cultura de la exclusión, la dulce y confortadora alegría del Evangelio”.

Tengan miedo de ser insignificantes

El Papa ha constatado el momento difícil que pasa la vida consagrada, particularmente lo que se refiere a la disminución numérica. Ante esa situación, ha apuntado a dos tentaciones: “la tentación del desánimo, la resignación" o el “arrocamiento”. Como ejemplo, se ha referido a una frase: “Siempre se ha hecho así”.

“No tengan miedo de ser pocas, sino de ser insignificantes"

Por esa razón,. el santo Padre ha insistido en que han de mostrar valentía por aquellos que se encuentran atrapados en su propia vida. “No tengan miedo de ser pocas, sino de ser insignificantes, de dejar de ser luz que ilumine a cuantos están inmersos en la “noche oscura” de la historia.

Además, les ha animado a vencer el miedo a "confesar con humildad y a la vez con gran confianza en el amor de Dios su fragilidad" (Carta a todos los consagrados, 21 noviembre 2014, I, 1) 

Mucha gente las necesita y espera

El Papa ha enumerado el mucho bien que hacen las religiosas. Tanto es así, que ha recordado la necesidad que tiene todo el mundo de ellas, a través de sus gestos concretos.

"Cuanto más unidos estemos al Señor, más cerca estaremos de la humanidad"

“Necesita de su sonrisa amiga que les devuelva confianza; de sus manos que les sostengan en su caminar; de su palabra que siembre esperanza en sus corazonesde su amor al estilo de Jesús (cf. Jn 13,1-15) que cure las heridas más profundas causadas por la soledad, el rechazo y la exclusión”.

También, las ha instado a mantenerse fieles en la oración y contemplación de Cristo como motor de su tarea. "Cuanto más unidos estemos al Señor, más cerca estaremos de la humanidad, particularmente de la humanidad que sufre”.

Descentrarse

El Papa las ha invitado a "descentrarse" para encontrar lo verdaderamente importante: Jesús y el carisma por el que eligieron esta vida. “Cuanto más urgente es descentrarse para ir a las periferias existenciales, más urgente es centrarse en Él y concentrarse en los valores esenciales de nuestros carismas”. 

“Entre los valores esenciales de la vida religiosa está la vida fraterna en comunidad. Compruebo con tanta alegría los grandes logros que se han alcanzado en esa dimensión: comunicación más intensa, corrección fraterna, búsqueda de la sinodalidad en la conducción de la comunidad, acogida fraterna en el respeto por la diversidad”, ha reflexionado Francisco.

Preocupaciones sobre la vida fraterna

El Papa ha expresado su preocupación sobre algunos puntos fundamentales de la vida fraterna. Uno de ellos, son las personas que llevan años ausentes ilegítimamente de las comunidades; le preocupa aquellos Institutos “en los que la multiculturalidad y la internacionalización no son vistas como una riqueza, sino como una amenaza"

“En una comunidad son necesarias tanto la sabiduría de los ancianos como la inspiración y la fuerza de los jóvenes”

“Vivan hermanas la internacionalización de sus Institutos como buena noticia. Vivan el cambio de rostro de sus comunidades con alegría, y no como un mal necesario para la conservación. La internacionalidad y la interculturalidad no tienen vuelta atrás”.

Al pontífice le preocupan los conflictos generacionales “cuando los jóvenes no son capaces de llevar adelante los sueños de los ancianos para hacerlos fructificar, y los ancianos no saben acoger la profecía de los jóvenes (cf. Jl 2,28)”: y añade: “En una comunidad son necesarias tanto la sabiduría de los ancianos como la inspiración y la fuerza de los jóvenes”.

Trabajar desde la periferia

El Papa ha subrayado la importancia de muchos trabajos que las hermanas realizan desde las periferias en que viven: “La periferia de la educación, en la que educar es ganar siempre, ganar para Dios; la periferia de la sanidad, en la que son servidoras y mensajeras de la vida, y de una vida digna; y la periferia del trabajo pastoral en sus más variadas manifestaciones, en el que, testimoniando con sus vidas el Evangelio, están manifestando el rostro materno de la Iglesia”.

Por útlimo, las ha invitado a cultivar la pasión por Cristo y por la humanidad como clave para el futuro. “Sin pasión por Cristo y por la humanidad no hay futuro para la vida religiosa y consagrada. La pasión las lanzará a la profecía, a ser fuego que encienda otros fuegos”, aseguró.

Ha concluido el mensaje con unas últimas palabras de aliento de cara a trabajar con los pastores locales. También, les ha recordado la importancia de la formación de los nuevos miembros de la comunidad y de las mismas formadoras. Que sean “capaces de escuchar y de acompañar, de discernir, saliendo al encuentro de los que llaman a nuestras puertas”.