El Papa condecora a Valentina Alazraki, la primera periodista en cubrir 5 papados y 154 viajes pontificios

Junto con la decana, Valentina Alazraki, el Papa ha condecorado también al vicedecano de los vaticanistas, Phil Pullella, el corresponsal de la agencia Reuters

Eva Fernández Huéscar

Roma - Publicado el - Actualizado

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Es la primera vez que un Pontífice otorga estos galardones a dos periodistas en una ceremonia de estas características. Los homenajeados estuvieron arropados por sus familias, invitados de la curia vaticana y muchos de los periodistas que los han acompañado a lo largo de su trayectoria profesional.

Es muy difícil pasear por los alrededores del Vaticano junto a Valentina Alazraki sin que alguien le pida hacerse una foto o se detenga a saludarla. Es la voz y la imagen de los papas para varias generaciones de hispanoamericanos que le han escuchado hablar del Vaticano y de los últimos cinco pontífices desde que asumió la corresponsalía de Televisa en 1974. Será muy difícil que un periodista pueda conseguir batir este récord.

Desde los últimos años del pontificado de Pablo VI hasta el Papa Francisco, Valentina Alazraki ha narrado la historia de cinco sucesores de San Pedro, pero el Papa que ha marcado su vida de forma especial fue Juan Pablo II, con quien mantuvo una relación personal durante los 26 años y 5 meses de su pontificado.

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Durante un encuentro de sabor alegre y muy familiar, el papa Francisco ha comentado que "la Iglesia no es una organización política que tenga en su interior la derecha y la izquierda como sucede en los parlamentos. No es una gran empresa multinacional con jefes manager que estudian cómo vender mejor su producto".

El Pontífice ha señalado que la Iglesia no se "autoconstruye" sobre la base de un propio proyecto y no "vive de estrategias de marketing". "Cada vez que cae en esta tentación mundana, la Iglesia sin darse cuenta cree de tener luz propia, y se le olvida que en realidad es 'mysterium lunae'", ha señalado.

En su discurso ha querido rendir homenaje "a toda la comunidad de trabajo" y ha señalado ante los periodistas "los quiere, los sigue, los estima y los considera preciosos". De este modo ha considerado que el trabajo del periodo consiste en "profundizar", "pararse a recoger ideas para estudiar los contextos y los precedentes de las noticias". "El riesgo es dejarse escachar por la noticia en vez de darles un sentido", ha manifestado.

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La audacia de la periodista que entrevistó por primera vez a un papa

Cuando falleció el papa Pablo VI, Alazraki tenía 19 años. Había llegado a Roma para estudiar periodismo y comenzó a realizar prácticas en Televisa. Le tocó cubrir la muerte del papa Pablo VI y el posterior cónclave en el que salió elegido Juan Pablo I. Apenas 30 días después fallecía el Papa de la sonrisa y se convocó otro cónclave en el que fue elegido Juan Pablo II. En aquel intenso periodo demostró que tenía tablas suficientes para tomar las riendas de la corresponsalía de Televisa.

Su gran salto “a la fama” se presentó cuando en los últimos meses de 1978 se anunció que Juan Pablo II viajaría a Méjico. Su jefe le pidió que entrevistara al Papa, una misión en esos momentos resultaba casi imposible, puesto que los pontífices no concedían entrevistas. A Valentina se le ocurrió una idea tan audaz como arriesgada. Como en la víspera del viaje se iba a celebrar una audiencia general, decidió esconderse detrás de unas macetas con un sombrero charro en la mano y junto a un cámara italiano que había entrado en pánico. En cuanto Juan Pablo II se bajó del coche, ella salió de su escondite y se acercó hacia el Papa siendo muy consciente de la cara de reprobación de quienes rodeaban al pontífice.

El único que sonreía era Juan Pablo II, sorprendido de encontrarse ante una joven periodista junto a un sombrero que abultaba más que ella. En ese momento Valentina se convirtió en la primera periodista que se acercó con un micrófono y una cámara a un Papa y además esta audacia marcó para siempre la relación que mantuvo con Juan Pablo II. Al día siguiente, ya en el avión volvió a entrevistar al Papa y el pontífice pasó más de una hora contestando las preguntas de todos, en varios idiomas. Fue la primera rueda de prensa del Juan Pablo II.

En aquella época y durante muchos años tan solo dos mujeres acompañaban a los papas en los viajes apostólicos internacionales: Valentina Alazraki y la inolvidable Paloma Gómez Borrero. Cada vez que Juan Pablo II la veía literalmente correr detrás de él, acompañándole en alguno de los viajes le llamaba diciendo cariñosamente: “México, México”

Alazraki se convirtió en una de las periodistas más cercanas a Juan Pablo II. Hasta tal punto que poco tiempo después del fallecimiento del pontífice polaco recibió una carta en la que le invitaban a ser testigo de su causa de beatificación. Trabajó durante 5 años en colaboración directa con la oficina de postulación de su causa para poder escribir un libro sobre el proceso que lo convirtió en beato.

En 1988, durante su periodo como presidenta de la Asociación de Prensa Extranjera de Roma, convenció al papa polaco para que visitara la Asociación que agrupa a los corresponsales de todos los medios que trabajan desde Roma y sigue siendo el único papa que lo ha hecho. No contenta con eso, consiguió que Juan Pablo II invitara a corresponsales extranjeros y a sus familias a su residencia de verano en Castel Gandolfo.

Cuando el papa Francisco fue a México en 2016, Valentina Alazraki, como decana de los periodistas le dedicó unas palabras y entregó de nuevo durante el vuelo un sombrero charro. El propio Francisco le agradeció que unos días antes le hubiera regalado una colección de películas de Cantinflas para ambientarle en vísperas del viaje a México. A lo largo de su pontificado el Papa Francisco ha sorprendido a Valentina con varios detalles de cariño, tartas de cumpleaños incluidas.

Francisco decidió que nadie mejor que Valentina para tomar la palabra la palabra en la primera cumbre de presidentes de las conferencias episcopales de todo el mundo, celebrada en 2019 para afrontar los abusos sexuales de menores.

Para esta periodista que acaba de recibir de manos del Papa Francisco esta condecoración, en su trayectoria como periodista ha tocado la historia con sus manos, porque ha tenido la oportunidad de haber visto a Juan Pablo II con Fidel Castro en Cuba, de haber conocido a la madre Teresa en una de sus casas para los desamparados y haber compartido tiempo con Nelson Mandela al final del apartheid. Inolvidable también, para ella, la visita de Benedicto XVI, un papa alemán, a Auschwitz, y el encuentro del papa Francisco en Cuba con Cirilo I, patriarca de la iglesia ortodoxa rusa. Muchas de estas experiencias han quedado reflejadas en sus libros.