El Papa Francisco, ante la Jornada Mundial del Enfermo: "La guerra es la peor enfermedad social"

"No conviene que el hombre esté solo" es el título del mensaje del Papa para este día. Asegura que "la enfermedad por la que pagan el precio más alto los más frágiles es la guerra"

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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El próximo 11 de febrero la Iglesia va a celebrar la XXXII Jornada Mundial del Enfermo. El título del mensaje del Papa Francisco para este día es “No conviene que el hombre esté solo”. En el, Francisco ha indicado que la cultura del descarte no puede dominar la sociedad actual ni aquellos países que están en paz. Asegura que las opciones políticas deben poner a la persona humana en el centro y que su dignidad debe siempre prevalecer. Así mismo ha expresado que la asistencia a las personas enfermas debe ir siempre acompañada de una alianza terapéutica entre médico, paciente y familiares.

El mensaje del Papa Francisco tiene como eje la necesidad de cuidar al enfermo cuidando las relaciones. Tomando como referencia el pasaje del Génesis, el Papa recuerda como Dios creó al hombre para la comunión y por este motivo “la experiencia del abandono y la soledad asusta, es dolorosa e, incluso, inhumana”. Un fenómeno que vemos en frecuentemente "en tiempos de fragilidad, incertidumbre e inseguridad, provocadas, muchas veces, por la aparición de alguna enfermedad grave".

El Papa ha pedido cuidar a los que sufren y están solos: “los enfermos, los frágiles, los pobres están en el corazón de la Iglesia y deben estar también en el centro de nuestra atención humana y pastoral”.

El mensaje de Francisco también recuerda a los que estaban "terriblemente solos" durante la pandemia del covid. Se refiere a pacientes que no podían recibir visitas, pero también enfermeros, médicos y personal de apoyo, sobrecargados de trabajo. También ha querido tener unas palabras para aquellos que fallecieron: “Sin olvidar a los que debieron afrontar solos la hora de la muerte, solo asistidos por el personal sanitario, pero lejos de sus propias familias”.

El Papa también se ha referido a los conflictos abierto en muchos lugares del mundo. Ha considerado estas crisis como la enfermedad social más terrible de todas las que existen: “la enfermedad social más terrible, por la que pagan el precio más alto las personas más frágiles, es la guerra. Me uno con dolor a la condición de sufrimiento y soledad de quienes, a causa de ella y de sus trágicas consecuencias, se encuentran sin apoyo y sin asistencia”.

El Papa también ha hecho referencia a la dignidad humana de toda persona y a la cultura del descarte que existe en la sociedad: “Muchas veces, sin embargo, incluso en los países más ricos y pacíficos, el tiempo de la vejez y de la enfermedad se vive a menudo en la soledad y, a veces, incluso en el abandono. Una triste realidad, consecuencia sobre todo de la cultura del individualismo, que exalta el rendimiento a toda costa y cultiva el mito de la eficiencia, volviéndose indiferente e incluso despiadada cuando las personas ya no tienen la fuerza necesaria para seguir ese ritmo. El abandono de los frágiles y su soledad también se agravan por el hecho de reducir los cuidados únicamente a los servicios de salud, sin que éstos vayan sabiamente acompañados por una alianza terapéutica entre médico, paciente y familiares".

Ante esta cultura del descarte el Papa propone un deseo de proximidad y de ternura: "El primer cuidado del que tenemos necesidad en la enfermedad es, por tanto, el de una cercanía llena de compasión y ternura”. El Papa concluye este mensaje realizando una petición directa a los enfermos: “No se avergüencen de su deseo de cercanía y ternura, no lo oculten y no piensen nunca que son una carga para los demás. La condición de los enfermos invita a todos a frenar los ritmos exasperados en los que estamos inmersos y a redescubrirnos. Hemos venido al mundo porque alguien nos ha acogido. Hemos sido hechos para el amor, estamos llamados a la comunión y a la fraternidad”.