El Papa y el presidente surcoreano agradecen los esfuerzos comunes por lograr la paz en la península coreana

El plato fuerte de la visita oficial de Moon Jae-in, presidente de la República de Corea, al Vaticano ha sido la audiencia con el Papa Francisco. El presidente coreano ha acudido con su esposa y con un gran séquito, y ha sido recibido por el Papa, que estaba acompañado por el secretario de Estado del Vaticano, el cardenal Pietro Parolin, y el secretario para las Relaciones con los Estados, monseñor Paul Richard Gallagher.

Según reza el comunicado oficial de la Santa Sede, se ha tratado de un encuentro muy cordial, en el que se han puesto de manifiesto las buenas relaciones bilaterales y la contribución positiva que la Iglesia ofrece en ámbito social, educativo y sanitario, así como en la promoción del diálogo y la reconciliación entre los coreanos.

Además, el Papa y Moon se han expresado mutuamente un gran aprecio por el esfuerzo de favorecer toda iniciativa útil que consienta superar las tensiones que existen todavía en la península de Corea, para abrir una nueva estación de paz y desarrollo.

Finalmente, se han abordado algunas cuestiones de carácter regional, en un encuentro que ha durado algo más de 1 hora, de la cual 35 minutos han sido en privado.

El Papa ha obsequiado al presidente de Corea del Sur con una escultura con forma de rama de olivo que simboliza la paz, un cuadro de la basílica de San Pedro y varios de sus textos, entre los que se encuentran las encíclicas Laudato Si', Evangelii Gaudium y Amoris Laetitia, así como el último Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz.

Por su parte, el presidente surcoreano ha regalado al Papa una escultura con el rostro de Cristo y la corona de espinas y una escultura de la Virgen con la cara de las mujeres coreanas. Además, al comienzo del encuentro, Moon Jae-in ha recordado a Francisco que él es católico y que su nombre de pila es Timoteo.

Tras el encuentro con el Papa, Moon Jae-in y su delegación han mantenido una reunión con el secretario de Estado en privado.

Precisamente, el cardenal Pietro Parolin celebró ayer una misa en la basílica de San Pedro en la que se pidió por la paz y la reconciliación en la península coreana, y a la que acudieron tanto Moon Jae-in como su esposa.