La Capilla Sixtina, preparada para acoger este domingo el bautismo de 16 bebés: "El ambiente es muy familiar"
En cuarenta años, cientos de niños han entrado así en la vida cristiana, bautizados por un Papa en este lugar donde la belleza y la sacralidad son una sola cosa
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La Capilla Sixtina, lugar de las elecciones papales, acogerá este domingo – fiesta del Bautismo de Jesús – una tradicional Celebración Eucarística con el bautizo de una decena de niños rodeados de sus familias.
Estos bebés son hijos de empleados de la Santa Sede y de la Curia Romana y tendrán el privilegio de recibir el primero de los Sacramentos de manos del propio Papa. Esta tradición fue establecida por el Pontífice polaco, San Juan Pablo II, que instituyó esta práctica el 11 de enero de 1981, primero en la Capilla Paulina del Palacio Apostólico, y después, a partir del 1983, entre los muros de la Capilla Sixtina.
Bajo el pontificado del antiguo arzobispo de Cracovia, la ceremonia de bautismo en la Capilla Sixtina estaba reservada a los hijos de los guardios suizos, antes de extenderse a los hijos de los funcionarios laicos de la Curia. Como se puede leer en Vatican News, Mario Galgano, empleado suizo del Dicasterio para la Comunicación de la Santa Sede recuerda que “por un día, la capilla de Miguel Ángel se convierte en nuestra parroquia. El ambiente es muy familiar, pastoral, y el Papa se siente muy cómodo en este papel de párroco. Incluso da consejos a las madres jóvenes”.
El proceso de elección de los niños
En el Vaticano, el proceso de elección de los niños, está supervisado por la Oficina de Celebraciones Litúrgicas del Sumo Pontífice, y se ofrece a los hijos de las parejas casadas por la Iglesia, en el rito católico. Para ser elegido, el recién nacido no debe haber apagado su primera vela y se admiten cuatro invitados por niño: los dos padres, el padrino y la madrina.
Tras un ensayo general en ausencia del Papa, bajo los frescos del Juicio Final, la ceremonia suele ser suntuosa, solemne y musicalmente rica gracias al coro de la Capilla Sixtina que la acompaña. Este decoro de cinco siglos contrasta con el ambiente cálido y juvenil de las familias reunidas en una alegre algarabía: la de los llantos de los bebés que resuenan bajo la Creación de Adán de Miguel Ángel.
Al fin y al cabo, eso es lo que quiere el Papa Francisco, que tranquilizó a los padres de los bautizados de 2020, aconsejándoles que dejaran a sus hijos llorar o gritar durante la misa. "El llanto de los niños tiene una dimensión coral", dijo el Obispo de Roma, "uno da el 'la' y luego comienza el concierto. Es una hermosa predicación", resumió.