El Papa, desde el hospital, invita en el Ángelus a “amar, rezar, entregarnos y estar los unos para los otros” aunque “nuestro físico esté débil”

El Santo Padre, desde el hospital Gemelli de Roma en este segundo domingo de Cuaresma, ofreció un mensaje del Ángelus centrado en la Transfiguración de Jesús como manifestación de "la luz del amor infinito de Dios"

Sofia Gómez Pérez

Madrid - Publicado el - Actualizado

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En este segundo domingo de Cuaresma, el Papa Francisco ha ofrecido su tradicional mensaje del Ángelus compartiendo una profunda reflexión sobre el Evangelio de la Transfiguración de Jesús (Lc 9,28-36) y ofreciendo palabras de agradecimiento y llamamientos a la oración.

La Luz de Cristo en la Prueba

El Papa comenzó su mensaje refiriéndose al pasaje evangélico del día: "Después de subir a la cima de un monte con Pedro, Santiago y Juan, Jesús se sumerge en la oración y se vuelve radiante de luz. Así muestra a los discípulos lo que se oculta tras los gestos que Él hace en medio de ellos: la luz de su amor infinito".

En un tono más personal, el Santo Padre compartió su propio momento de dificultad: "Comparto con vosotros estos pensamientos mientras estoy atravesando un momento de prueba, y me uno a los tantos hermanos y hermanas enfermos: frágiles, en este momento, como yo. Nuestro físico está débil, pero, incluso así, nada puede impedirnos amar, rezar, entregarnos, estar los unos para los otros, en la fe, señales luminosas de esperanza".


 "¡Cuánta luz brilla, en este sentido, en los hospitales y en los centros de asistencia! ¡Cuánta atención amorosa ilumina las habitaciones, los pasillos, los ambulatorios, los lugares donde se prestan los servicios más humildes!" resaltaba. Por ello, invitó a la comunidad a unirse "en las alabanzas al Señor, que nunca nos abandona y que en los momentos de dolor nos pone al lado a personas que reflejan un rayo de su amor".

Agradecimiento y Cercanía de los Niños

El Papa también expresó su gratitud por el apoyo recibido: "Os agradezco a todos por vuestras oraciones y agradezco a quienes me asisten con tanta dedicación. Sé que rezan por mí muchos niños; algunos de ellos han venido hoy aquí al “Gemelli” en señal de cercanía. ¡Gracias, queridos niños! El Papa os quiere y espera siempre encontraros".

Una Iglesia cada vez más sinodal

El mensaje del Ángelus también incluyó un fuerte llamado a la oración por la paz en diversas regiones del mundo: "Sigamos rezando por la paz, especialmente en los países heridos por la guerra: en la martirizada Ucrania, en Palestina, Israel, Líbano, Myanmar, Sudán, República Democrática del Congo".

Finalmente, el Papa se refirió a la misión de la Iglesia tras la reciente Asamblea Sinodal: "Y recemos por la Iglesia, llamada a traducir en decisiones concretas el discernimiento que se ha hecho en la reciente Asamblea Sinodal. Agradezco a la Secretaría General del Sínodo, que en los próximos tres años acompañará a las Iglesias locales en este compromiso". 

Concluyó encomendándose: "Que la Virgen María nos guarde y nos ayude a ser, como Ella, portadores de la luz y de la paz de Cristo".