El Papa, en su mensaje del Ángelus, asegura que “la fragilidad y la enfermedad son experiencias que nos unen a todos”

El Papa recuerda que está viviendo la fragilidad de su enfermedad como un tiempo de sanación personal, e invita a rezar por la paz, instando a los líderes internacionales a “dejar de lado las divergencias” y apostar por el diálogo

Eva Fernández, corresponsal de COPE en Roma y el Vaticano
00:00
Eva Fernández, corresponsal de COPE en Roma y el Vaticano


Sofia Gómez Pérez

Madrid - Publicado el - Actualizado

2 min lectura

Durante el rezo del Ángelus de este domingo 30 de marzo, el Papa Francisco reflexionó sobre la parábola del hijo pródigo y destacó la misericordia de Dios como un llamado a la unidad y el amor fraterno. “Jesús revela el corazón de Dios: siempre misericordioso con todos; cura nuestras heridas para que nos podamos amar como hermanos”, afirmó el Pontífice, subrayando el mensaje de conversión y perdón que propone el Evangelio de este domingo (Lc 15,1-3.11-32).

Agradecimiento a quienes son “instrumentos de curación”

El Papa también compartió su vivencia personal de la Cuaresma en el contexto del Jubileo, asegurando que la experimenta como un “tiempo de curación”.

Yo también lo estoy experimentando así, en el alma y en el cuerpo. Por eso doy las gracias de corazón a todos aquellos que, a imagen del Salvador, son para el prójimo instrumentos de curación con su palabra y con su ciencia, con su afecto y con su oración”, expresó Francisco, reconociendo el trabajo de quienes alivian el sufrimiento de los demás.

Llamado urgente por la paz en el mundo

El Papa Francisco reiteró su preocupación por los conflictos que azotan diversas regiones del mundo e hizo un llamado a la oración por la paz. “Confiando en la misericordia de Dios Padre, continuemos rezando por la paz: en la martirizada Ucrania, en Palestina, Israel, Líbano, República Democrática del Congo y Myanmar, que tanto sufre también por el terremoto”, manifestó.

Además, dirigió un mensaje especial a los líderes de Sudán del Sur: “Renuevo mi apremiante llamamiento a todos los líderes, para que hagan todo lo posible por reducir la tensión en el país. Es necesario dejar de lado las divergencias y, con valentía y responsabilidad, sentarse alrededor de una mesa e iniciar un diálogo constructivo”, enfatizó el Papa, resaltando la necesidad de un compromiso serio por la estabilidad y el bienestar de la población.

Sobre la situación en Sudán, advirtió que “la guerra sigue cobrándose víctimas inocentes” y animó a las partes en conflicto a priorizar la protección de la vida de los civiles y avanzar en negociaciones que conduzcan a una solución duradera.

Un paso positivo en la diplomacia internacional

A pesar de los conflictos, el Santo Padre también destacó avances en el ámbito diplomático: “Gracias a Dios, también hay acontecimientos positivos: cito, por ejemplo, la ratificación del Acuerdo sobre la delimitación de la frontera entre Tayikistán y Kirguistán, que representa un excelente resultado diplomático. Animo a ambos países a seguir por este camino”, señaló.

Finalmente, encomendó a la Virgen María la reconciliación entre los pueblos: “Que María, Madre de misericordia, ayude a la familia humana a reconciliarse en la paz.”