El regalo del Papa Francisco para los pobres de Roma que te dejará sin palabras
Durante este verano el Santo Padre ha querido hacer un regalo muy especial para la gente sin hogar que duerme en los alrededores de la Plaza San Pedro
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En estos últimos días de verano, en una playa en la costa del Lacio, en la localidad de Passoscuro-Palidoro, puedes encontrarte un cardenal en traje de baño, camiseta y gafas de sol.
Es el cardenal Konrad Krajewski, el limosnero del Santo Padre. Lo curioso es que el cardenal no está de vacaciones. El cardenal lleva a los pobres de Roma a unas "vacaciones cortas pero refrescantes". Todo esto lo hace en nombre del Papa, que también ofrece la pizza por la noche para cenar.
“El Santo Padre quiere devolver la dignidad a estas personas - dijo el cardenal Krajewski al periódico italiano La Stampa - que necesitan desesperadamente escapar durante unas horas de la triste y dura realidad cotidiana, de la que nunca salen. Por eso el Papa Francisco me pidió que los acompañara al mar y a la pizzería”.
Toallas y bañadores para todo el mundo
De este modo, la gente sin hogar de la capital italiana, diócesis del Pontífice, pueden disfrutar de unas pequeñas pero preciosas vacaciones: baños, chapuzones y paseos, y luego, por la noche, todos a cenar en la pizzería "Cantinaccia" de Palidoro.
Para ir a la playa casi todos los días - salvo los fines de semana porque las costas están demasiado llenas - la gente sin hogar que duerme en la zona de San Pedro se suben a los coches y minibuses conducidos por Krajewski y sus colaboradores: "Salimos por la tarde, cuando ya no hay mucha gente en las playas”.
El destino son algunas playas del litoral romano, con grupos de "13-15 a la vez, sobre todo para evitar aglomeraciones, pero también para poder hablar con mayor atención con ellos y conocerlos mejor". Todo sucede "en pleno cumplimiento de las reglas anti Covid: los grupos vienen cada vez del mismo sitio, y están formados por personas que viven juntas. A todos les proporcionamos material de playa: toallas y bañadores”.
Las famosas "pizzas pontificias"
Los sintechos "no están acostumbrados a la vida en la playa, no resisten mucho. Están los que se bañan, los que caminan. Luego, a las 19.30 horas, todos en la pizzería, siempre al aire libre, por las grandes "pizzas pontificias": las llamo así porque el Papa Francisco les paga", sonríe el cardenal polaco. En la mesa hablamos de como ha ido el día, pero sobre todo “compartimos espontáneamente nuestros respectivos problemas, preocupaciones, ansiedades, frustraciones. Todos cuentan su historia, su sufrimiento y sus dolores. Pero también intentamos que haya un ambiente de alegría y de felicidad. Ese es el momento más importante y podemos estar hasta tres horas en la pizzería: estas personas tienen una necesidad desesperada de abrirse, expresarse, hablar y ser escuchadas. Sentirse libres, recibir miradas cariñosas, de amistad". Durante estas cenas «vuelven a tener rostros iluminados por la alegría de la dignidad. Mi corazón se me abre».
Para Krajewski, “lo que más importa es que los pobres puedan saborear un poco de normalidad, disfrutar de unas horas de ocio. Están felices y regresan al lugar donde duermen más serenos. Para ellos, días como este son un regalo, porque de lo contrario no tendrían la oportunidad de ver el mar y comer una pizza en un ambiente relajado”.
Mañana se van de nuevo: el minibús y los coches del Vaticano están ya listos para otra “misión de bien” en la playa de Passoscuro. Y en septiembre «también llevaremos al mar a las mujeres con trastornos mentales atendidas por las Hermanas de la Madre Teresa.