El Vaticano culmina la vacunación de los "sin hogar" y se prepara para ayudar a los países más pobres
Desde el pasado mes de enero, 1.800 personas sin hogar han recibido la vacuna anti-Covid gracias a la iniciativa del Papa
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Con la segunda dosis administrada este sábado, 29 de mayo, en el Aula Pablo VI a 300 personas, ha finalizado la vacunación en el Vaticano de los más necesitados y vulnerables. Un total de 1.800 personas han sido protegidas del coronavirus gracias a esta iniciativa, muy deseada por el Papa Francisco. "Son personas de la calle, de las distintas residencias, los que no tienen derecho a ser vacunados en Italia", explicó el cardenal Konrad Krajewski, limosnero del Papa, encargado de gestionar esta iniciativa.
"Terminamos así este momento de gracia para estos "invisibles" de la ciudad, que en realidad son bastante visibles", reiteró el purpurado indicando que "cuando las vacunas estén disponibles para el libre comercio, entonces empezaremos de nuevo".
Ahora toca ayudar a los países más pobres
Por el momento, de hecho, sólo los Estados pueden comprar vacunas y la Limosnería Apostólica se está moviendo por la vía diplomática para poder ayudar a los países más pobres y a los que más necesitan las dosis, especialmente en África y Asia.
"El dinero recaudado a través de la "vacuna en espera" - el donativo que se puede hacer en la página web de la Limosnería -, las ofrendas de muchas personas al Santo Padre y la contribución de hospitales como el Instituto Spallanzani de Roma, se enviará a los nuncios apostólicos, que comprarán las dosis", explica el limosnero del Papa.
350 mil euros donados a Siria
"Son países como Madagascar, Venezuela y Ecuador e India", reiteró el cardenal. "De este dinero sólo podríamos utilizar una parte porque la vacuna no se puede comprar en el mercado", dice, "y por eso empezaremos a enviar el dinero a estos países, especialmente en África, donde los nuncios pueden comprarla". Como en Siria, donde ya han enviado 350.000 euros para comprar vacunas y vacunar a los más vulnerables.
La accesibilidad universal a las vacunas ha sido reiterada en varias ocasiones por el Papa Francisco, preocupado por la "brecha de dosis" entre los países más ricos y el resto del mundo.
Desde el comienzo de la pandemia, el Pontífice ha tratado de ayudar, a través de la Limosnería Apostólica, a las personas que se encuentran marginadas del sistema, ofreciéndoles atención atendidos en las instalaciones cercanas al Vaticano, como el ambulatorio del pórtico de la Plaza de San Pedro o mediante la donación de material médico y respiratorio a los países más pobres.