Madrid - Publicado el - Actualizado
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El Papa describe la situación en la que se ve implicado Jesús: “es interrogado por algunos saduceos, los cuales no creían en la resurrección y por lo tanto lo provocan con una pregunta insidiosa. Se trata de un caso paradójico, basado en la Ley de Moisés: ¿de quién será esposa, en la Resurrección, una mujer que tuvo siete maridos sucesivos, todos hermanos entre sí, que murieron uno tras otro?”.
La respuesta de Jesús, afirma el Papa, le permite no caer en la trampa “y responde que los resucitados en el más allá ‘no toman ni mujer ni marido: porque, de hecho, no pueden morir más, porque son iguales a los ángeles y, porque son hijos de la resurrección, son hijos de Dios’ (vv. 35-36)”.
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Finalizó la reflexión pidiendo “Que la Virgen María nos ayude a vivir cada día en la perspectiva de lo que afirmamos en la parte final del Credo: “Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo que vendrá”.